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Los examenes finales habían comenzado.

El primero fue de Lengua Española y me exoneraron, así que antes de las 10:00 AM ya estaba camino a mi casa.

Mi padre tenía reunión así que me tocaba irme caminando.

Cuando salí del colegio ví a Chang sentado sobre su moto fumando. El no pareció verme y yo no tenía ganas de ir a saludarlo así que simplemente seguí caminando, pero el tocó la bocina de su moto y luego me gritó.

—¡¿No planeas saludarme?! —Me giré sonriendo, sacudí mi mano en su dirección y me volví a girar.

Solo escuché su moto arrancar y en muy poco tiempo ya estaba frente a mi.

—Pero hazlo bien.

Le volví a sonreír.

—Hola.

—¿Te vas caminando? Esperemos a Johann y te llevo.

—No, no te preocupes.

—¿Cómo me pides eso? —Hizo un puchero.

—Permiso. —Volteamos y vimos a Johann caminando hacia nosotros. —No es por ser grosero Carla pero en serio necesito llegar a casa.

Di un par de pasos hacia atrás y dejé que Johann tomara mi lugar para que pudiera subirse a la moto.

—¿Qué pasa? —Le preguntó su hermano preocupado.

Johann murmuró algo en chino mientras se subía a la moto y la cara de Xiao Chang cambió.

—Carla, voy a tu casa más tarde. —Asentí antes de que arrancara.

Llegó a mi casa al medio día. Acaba de comer junto con Rosita cuando sonó el timbre. Fui a abrirle y lo dejé pasar. Saludó a Rosita cuando entró y ella le devolvió el saludo.

—¿Comiste chino? —Chang negó con la cabeza. —Ven a comer mi hijo. —Él me miró alzando las cejas. Yo solo me encogí de hombros mientras recogía mi plato sucio de la mesa de cristal frente al televisor y lo llevaba a la cocina para enjuagarlo. Chang me siguió.

—¿Qué hay de comer? —Me murmuró.

—Hay lo que hay chino, yo espero que tú no seas mañoso que después me le traes problemas a mi niña. —Le respondió Rosita luego de escucharlo.

—No que va.

Habían hecho arroz blanco con pollo guisado y ensalada, y eso a él pareció gustarle. Cuando terminó de comer subimos a mi habitación y nos tiramos en la cama. Yo con la espalda recostada del espaldar y el con su cabeza sobre mis piernas.

—¿Johann está bien? —hizo un sonido de asentimiento mientras movía su cabeza. —Oye, ¿el asunto con los brasileños en qué quedó?

—Les envié mi currículum la semana pasada, quedaría esperar a que me respondan.

—Está bien.

—¿De qué es el examen mañana?

—Fisica.

—¿Te ayudo a estudiar? —Sacó mi mano de su cabello y la tomó entre la suya, comenzando a jugar con mis dedos jalandolos como si fuesen la ubre de una vaca que está tratando de ordeñar.

—Más tarde.

Se quedó un segundo en silencio y de repente giró su cabeza y me mordió el pubis.

—¡Maldito chino! —Me solté la mano y le empujé la cabeza para que se me despegara. El se echó a reír.

—Lo siento, lo siento. Ya. —Con precaución se volvió a acostar sobre mis piernas. —Llevaba tiempo queriendo hacer eso.

—Por Dios.

—Es que lo tienes gordito. —Dijo ahora pellizcandolo.

—¡Mira vete! —Me paré rápidamente de la cama.

Tenía puesto solamente unos shorts de licra que acostumbraba a ponerme bajo la falda, y una blusa negra de tirantes. Se me notaba mucho, era cierto, y más que lo mío no era precisamente disimulado... Pero nunca pensé que Xiao Chang pudiera salir con algo así.

El se seguía riendo. Se levantó de la cama y se acercó a mí con sus brazos abiertos. Esquivé su abrazo.

—Ven. —Me pidió.

Negué.

—Carla...

Me acerqué a él lentamente y me dejé abrazar.

—Me voy a desquitar. —Murmuré.

—Si para desquitarte tienes que poner tu boca en mi —lo golpeé para que no terminara. —Entonces estaré esperando a que te desquites.

—Lo haré.

—Me gusta como mamas.

Me desaparté de él.

—¿Qué te pasa hoy? —Se rió y me haló para volverme a abrazar. Me miró unos segundos poniendo ambas manos a cada lado de su cara, me dió un pico y luego un beso en la frente. Esto último me hizo sensibilizarme un poco.

—No me des besos en la frente.

—¿Por qué no? —Preguntó confundido.

—No eres mi padre, ni mi hermano, ni mi novio. No lo hagas.

No discutió contra mi argumento, lo que quizás me hizo sentir un poco mal, y simplemente me volvió a abrazar.

—Me voy a China. —Me quité para poder mirarlo a los ojos. —Será solo por dos semanas. Tengo cosas que hacer, y aprovecharé que mi primo está aquí.

—¿Cuando te vas?

—El sábado.

Lo abracé y oculté mi cara en su pecho. Me sentía melancólica así que para tapar mis sentimientos le mordí un pezón. Saltó por la sorpresa pero no sé quitó.

—¿Me puedo desquitar?

—No. —Le mordí el otro.

—Sigue así Carla, que terminaremos esto de buena forma.

Xiao Chang se fue media hora después porque tenía que ir a la tienda, pero volvió en la noche. Mi padre conveniente me llamó para decirme que se pasaría la noche fuera porque tenía asuntos que atender -seguía creyendo que tenía una mujer escondida-, lo que me tentó a decirle a Chang que se pasara la noche conmigo, pero aunque sabía que no se negaría decidí no decirle nada y mandarlo derechito a su casa a media noche. Ya mucho me estaba gustando y dormir con él solo empeoraría las cosas para mí.

Nos pasamos todas las tardes y aveces algunas noches juntos hasta el viernes. Su vuelo salía temprano al otro día así que ya no me iba a dar tiempo de verlo.

Por desgracia me había llegado la menstruación así que no pudimos tener una rica despedida pero en verdad creo que a ninguno de los dos eso le importó tanto.

Me mandó un mensaje a las 7:00 AM diciéndome que el avión ya iba a despegar. Recibí otro mensaje el lunes en la mañana avisándome que ya había llegado.

Jugando con FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora