NARRA HELENA.
Hoy se cumple ya un mes del accidente. Papá mejoró bastante. Mamá, sigue en coma. Aún no despertó, Franco dice que pronto lo hará.
En quince minutos termina la clase, la verdad que no presté atención a nada. Al tocar el timbre me dirijo rápido hacia la puerta pero alguien me llama.
-Helena.
Me doy la vuelta, es mi profesor.
Me acerco a su escritorio.
-¿Si?
-Hace ya varias clases que no prestas atención, no haces tus tareas...- Hace una pausa- ¿Te ocurre algo?
-No.
- Sé que no te conozco tanto como los otros profesores pero tú no eras así, si necesitas hablar con alguien...
-No necesito hablar con nadie, ¿Ya me puedo ir?- Ya no queda nadie en el aula y se me va a hacer tarde.
-¿Hay alguna razón por la cual bajaste tus calificaciones?
No respondo, solo miro fijamente el piso. Sé qué intenta ser amable conmigo, pero no quiero dar pena ni hablar con alguien.
-¿Helena estás escuchándome?
Alzo la vista y nuestras miradas chocan.
-Se me hace tarde, lo siento, debo irme.
Me doy la vuelta y camino hacia la puerta. Escucho que me llama pero me da igual.
El viaje hacia el hospital dura unos cuarenta minutos, así que siempre llevo en mi mochila algún libro para leer, ya que sino el viaje se me haría largo, muy largo.
Al llegar, saludo a las enfermeras y me dirijo hacia la sala número treinta, donde mi madre se encuentra. Me siento en una silla al lado de ella, me quedo mirándola un tiempo. Extraño sus charlas, sus regaños, sus chistes, extraño cocinar con ella, extraño sus consejos, en fin, la extraño y mucho.
Luego de unos treinta minutos, decido volver a casa.-¿Porqué no respondías mis mensajes? - Dice papá cuando entro.
Paso de largo, no tengo ánimos para discutir.
-Helena, te estoy hablando.
Me acerco a donde se encuentra, desde el accidente no soy la misma, de hecho nadie en esta casa lo es. Ya no somos tan unidos. Discutimos y estamos con humor de perros. Papá discute con Franco porque según él es un crio irresponsable y conmigo por mis decadentes calificaciones.
- Simplemente, tenía el móvil en vibrador.
- A mi no me pones los ojos en blanco señorita- Dice elevando su tono de voz.
Y aquí vamos otra vez. A discutir, como siempre.
Termino el día en mi habitación, acurrucada en las sábanas de la cama, charlando con Sofi a través del móvil.
Al día siguiente, me preparo el desayuno, espero a que Sofi venga a por mi y nos vamos.
Al llegar al colegio, me dirijo hacia mi taquilla. Dentro, hay una pequeña nota.
>>Voy a por ti después de clases. Te extraño, nena<<
Seguramente es algún imbécil con ganas de molestar, así que hago un bollo y lo tiro en un cesto cercano.Al sonar el timbre, el aula queda vacía.
-¿No vas a salir?- Ezequiel me saca de mis pensamientos.
-Si, pero...
-Pero me estaba esperando- Interrumpe una voz que reconozco al instante.
Al darme vuelta, compruebo mis sospechas.
Julián está mirándome fijamente desde la puerta.
-No- Lo fulmino con la mirada.
-Oh, vamos nena. Sé que quieres venir conmigo.
Inmediatamente me vienen recuerdos de aquella noche, en la casa de Alexa y me da asco.
-¿Leíste mi nota?- Pregunta Julián ya que no le dirijo la palabra.
-¿Eras tú?- Le pregunto sorprendida.
-¿Esperabas a alguien más?- Hace un gesto con la mano haciendose el sorprendido.
Cojo mis libros, me despido de Ezequiel y me dirijo hacia la salida del aula. Al pasar por al lado de Julián, éste me toma del brazo.
-Oye, suéltame.
-No mientas, sé muy bien que me extrañas.
Intento deshacerme de él como aquella vez, pero me cuesta ya que esta vez está sobrio.
-Suéltala.
Los dos nos giramos para encontrarnos con un Ezequiel aparentemente... ¿Enojado?-----------------------------------------------
¡Holaaa! ¿Cómo andan?
Espero que les haya gustado el capítulo💜
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¿Más que un simple profesor?
Teen FictionInicio de clases. Nuevo año, nuevos profesores, nuevas materias, en fin, nuevos desafíos. Este es mi ante último año del secundario y mis objetivos son: 1- Aprobar todas las materias. 2- Ir a todas las fiestas. 3- No enamorarme. ¿Podré lograrlo? Obv...