Capítulo 12

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Mes 4

Al parecer las cosas no tenían planes de querer mejorar para Louis. Digo, ¿Se pudiese estar en una situación peor? El castaño no creía. Hace una semana que había cumplido su cuarto  mes de gestación y sinceramente, quería morír. Los pequeños espasmos lo atormentaban con frecuencia, según Niall, era normal, lo cual significaba que debía acostumbrarse a ello. Por otra parte, su dosis de pastillas aumentaron y eso solo volvía el asunto más difícil de ocultar. El dolor en su espalda lo mataba cada mañana pero por supuesto, debía fingir que nada ocurría. No supo cuando se convirtió en un mentiroso profesional, no supo cuando comenzó a vivir detrás de las mentiras; en que momento las sonrisas que fueron sinceras pasaron a ser fingidas porque solo quería llorar. Su vida se transformó en un infierno personal con el diablo rondando a cada momento: Harry. Que decir de aquel mal nacido. Últimamente las "visitas a Luke" se volvieron frecuentes; tener que soportar al causante de tu infelicidad era a lo único que Louis no se acostumbraba.

Harry cada maldita noche enviaba un mensaje a Louis, eran poemas, algo siniestros, tanto que causaban pesadillas al pobre castaño. Pero bueno, también se había acostumbrado a tenerlas. Justo como esa noche; Luke, hace dos semanas, salió de viaje a Barcelona por asuntos de la empresa ,insistió tanto a Louis para que fuera con él que se decepcionó cuando su esposo rechazó una y otra vez su invitación. Lamentablemente en las nuevas condiciones de Louis viajar sería un martirio total y su último deseo era que Luke se preocupara tanto que termine obligándolo a ir al medico; prefirió la soledad de su hogar en esos hermosos días de lluvia. Apagó su laptop sonriendo porque por fin los arreglos de los diseños estaban listos y los socios estarían encantados con la nueva estructura del negocios. Observó el reloj y suspiró al ver que ya eran pasadas las 6 y que aún no había comido nada desde el almuerzo. Gran padre. Se levantó del su silla para irse a casa y conseguir algo de comer. Puso sus pertenencias en una mochila y justo cuando iba a apagar las luces la puerta fue abierta, su secretaría hizo acto de presencia.

—Señor. Su chofer lo espera.—Dijo la chica. Su voz se notaba cansona y no era para menos, aquel día fue pesado para ambos. Levantar una empresa no es trabajo bonito.

Louis asintió, agradeciendole. Ambos bajaron juntos en el ascensor charlando trivial sobre aquél día tan pesado, rieron y estuvo excelente para Louis, hace bastante no reía. Al salir del ascensor Merlí tomó el camino hacía el parqueo mientras que Louis se dirigió a la entrada de la torre. La lluvia torrencial no paraba y por suerte reconoció el auto de su chofer; rápidamente se subió en la parte de copiloto, dejó su mochila en el suelo del auto para voltear y saludar a Joe.

—¿Te mojaste mucho, amor?

Su sorpresa fue enorme al ver que quién conducía su auto no era Joe, era Harry. Maldición.

—¿Qué diablos crees que haces? —Intentó abrir la puerta pero la misma no cedió, tenía el seguro para niños.—¡Dejame salir!—.Exclamó desesperado tratando de que el manubrio cediera.

No soportaba tenerlo cerca. Respirar el mismo aire. Lo detestaba con cada fibra de su cuerpo.

Por su lado, Harry lo ignoró y decidió arrancar el auto. —Calmate, le hace mal a nuestro bebé.

—¡NO ES NUESTRO! ¡ES MÍO! —Golpeó con fuerza la puerta para luego halar su cabello en pura desesperación.—Deten el auto y dejame bajar. —Ordenó.

Harry por supuesto que ignoró las peticiones del menor. Siguió conduciendo como si nadie estuviera gritandole una partida de maldiciones.

El Precio del Placer (Larry Stylinson/M-pg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora