Te amo

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-Gabriel. Estoy muy cansada -Digo y Gabriel sale del auto y lo rodea para llegar a mi. Abre la puerta y me observa con una sonrisa algo nueva para mi. Está se siente algo sensual y provocativa.

-Si, no te ves muy bien -Dice y me ayuda a bajar. Asegura el auto y subimos a mi casa.

No puedo creer que dormir con Gabriel en mi casa, se haya vuelto algo tan normal.

Abro la puerta con algo de dificultad y los dos nos adentramos. Gabriel me guía hasta el sofá que tengo en mi pequeña sala, lo veo dirigirse a la cocina para después de unos minutos volver con una taza, la cual me la entrega con una enorme sonrisa. La misma que me dedico cuando estábamos en el auto.

-Toma. Me alegra que tengas mates para tomar. Pensé que sólo tomabas café -Lo miro mal por su comentario para después llevar la taza a mi boca. Está amargo no tiene nada de azúcar. Gabriel ríe por el gesto que hago y vuelvo a mirarlo mal.

-¿Y tu no vas a tomar nada? -Preguntó ya que lo tengo arrodillado frente a mi sin despegarme la mirada.

-Sólo un poco de agua -Dice con esa sonrisa y esa mirada que está poniéndome cada vez más nerviosa, trato de ignorarla y tomo el mate de un sorbo. Gabriel me pide la taza ya basia.

-Gracias -Digo y el se va para la cocina.

Me siento muy feliz al recibir ese tipo de atenciones de parte de Gabriel. Pero esta noche estoy un poco más nerviosa y avergonzada por la forma en la que me mira.

Me levanto del sillón y busco a mi Toño. Necesito pensar en otra cosa o voy a perder la cabeza. Voy a mi habitación estoy segura que mi pequeño  esta enojado y hambriento por lo tarde que es. Entró a mi cuarto y lo veo echo ovillo en mi cama. En cuanto me escucha se estira y me recibe con un bostezo unido a un maullido. Me saco los zapatos y siento que el alma me vuelve al cuerpo al sentir mis pies libres de esos malditos zapatos altos.

-Hola Ñoño -Digo y me acerco a acariciarlo. Le rrasco la pancita y el de inmediato envuelve sus patas alrededor de mi mano para luego con las patas traseras patearme la mano. Lo que me gusta de mi pequeño es que nunca saca las garras para jugar. Bueno si hay ocaciones en la que si me hizo uno que otro rasguño, pero siempre se controla para no lastimarme.

-Así que aquí estabas -Volteó y veo a Gabriel apoyado en la puerta. Me sonríe y yo trato de hacer lo mismo. -Creo que hoy más que salir a bailar, salimos a cuidar a tu amiga -Dice riendo y en verdad no quiero pensar en eso. Sólo espero que al menos algo bueno haya salido de todo esto.

-Si, pero la que más me ayudó en alguno momentos fue ella. Por eso la aguanto -Digo levantándome de la cama y tomo el plato de Toño.

Salgo de la habitación y voy a la cocina, me estiró para alcanzar la comida de Toño y una vez más me regaño por dejarla tan arriba. Pero no puedo dejarla abajo porque éste glotón lo encuentra y se lo acaba todo.

-¿Necesitas ayuda? -Me giro para ver que Gabriel esta recargado en la puerta de la cocina viéndome con una ceja alzada. Dejó de verlo de inmediato. no se si por vergüenza o porque no soporto que me vea de esa forma tan intensa y más si es con esa sonrisa que me trae más que nerviosa.

-No -Digo e intento nuevamente agarrar la comida de Toño.

Siento que las manos me sudan y que un calor intenso sube desde las plantas de mis pies hasta llegar a mi rostro. No entiendo muy bien el porque, pero me cuesta respirar, es como si el aire se hiciera demasiado pesado y que se reusara a entrar en mis pulmones.

Trato de regular mi respiración y cuando intentó tranquilizarme veo la mano de Gabriel agarrando la comida de Toño y poniéndola frente a mi.

-Aquí tienes -Dice y lo siento muy cerca.

Unidos Por Ti (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora