Capítulo 8

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Dos horas más tarde, después de una larga caminata llegaron a la cabaña de Jackson, era enorme (muy grande).
Jackson se acercó a la entrada y le ordenó al vigilante que abriera la puerta, el señor ejecutó la orden inmediatamente.

Al entrar lo recibe su mayordomo.

— Saludos jovencito ¿Cómo está? — preguntó el mayordomo.

— Un poco cansado y con mucha hambre. — respondió Jackson.

— Enseguida le digo a las cocineras que preparen algo rápido para ustedes. — dijo el mayordomo retirándose.

— Wow, la casa es hermosa y bastante amplia. — dijo Rossy.

— Te había dicho qué él era rico. — comentó Brad.

— Oye, publícalo en el periódico, para que todos se enteren más rápido. — respondió Jackson.

— Esta buena la idea. — dijo Brad.

— Oye recuerda que tienes que llamar a tus padres para que no se vayan a preocupar. — dijo Rossy.

— Si, ahora lo haré, gracias por recordármelo. — comentó Jackson.

De una vez agarró el teléfono y marco a su casa, el teléfono sonaba y sonaba, nadie lo tomaba. Así que decidió llamar al celular de su padre y su madre, pero ninguno le contesto.

— Qué está pasando? — preguntó Rossy.

— No cogen ni el teléfono en casa, ni los celulares. — dijo Jackson.

— Pues llama en unos minutos, tal vez estan ocupados. — dijo Rossy.

— No, está bastante extraño, no tenían nada importante para hoy en la empresa y además en casa nadie contesta, algún empleado debió tomar el teléfono. — respondió Jackson.

— Y qué piensas hacer entonces? — preguntó Brad.

— Mandaré a alguien a la casa. — dijo Jackson.

— Alex. — gritó el joven.

— Dígame jovencito. — dijo el mayordomo.

— Primero sabes que no me gusta que me digas así llámame por mi nombre, segundo manda a un seguridad a la casa, he llamado a mis padres varias veces y no me responden. — Dijo Jackson angustiado.

— Está bien, enseguida lo hago. — respondió su mayordomo.

— Te veo muy triste, no te preocupes por eso, solo han pasado unas cuantas horas. — dijo Rossy.

— Es muy raro, sus padres a pesar de que estan muy ocupados, siempre estan pendientes a él, primera vez que pasa esto; por eso esta Jackson así. — dijo el mayordomo.

— Dile a una de las domésticas, que vaya a la tienda y que consigan ropa para mis amigos por favor, el dinero está en el despacho. — dijo Jackson.

— Está bien. — respondió el mayordomo y se retiró.

— Vamos a mi habitación. — dijo Jackson.

— Okay, te seguimos. — respondieron ambos.

Se dirigieron hacia la habitación, pasando por la sala, quedando sus amigos impactados con todo lo que veían. Al subir las escaleras al fondo del pasillo estaba su habitación, cuándo Jackson abrió esa puerta los amigos se quedaron con la boca abierta.

— Rayos, tu habitación es más grande que mi antigua casa. — dijo Brad.

— Tampoco exageres. — dijo Jackson.

Los Chicos MisteriososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora