"La chica y su regalo"

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Mientras el caos de la policía cubre las calles fuera de este olvidado recinto, la chica da vueltas por el suelo mientras que el grueso cinturón de cuero le impide ver, mientras su cuerpo joven y tierno se cubre de una ya fría y espesa sangre oscura, se arrastra a una esquina luchando por encontrar la luz de nuevo, pero solo la tomo de su delicado cabello castaño y la tiro de nuevo al centro de la habitación, antes de que pare de gritar, pateo su espalda varias veces haciendo que se retuerza entre gritos desesperados sobre su cuerpo curvado, tomo un trozo de tela cercano, lo enrollo y coloco sobre su boca haciendo un mudo por detrás de su cuello para que sus gritos no lleguen más allá de lo que pueda escuchar, levanto su brazo derecho mientras sigo aplastando su espalda, aunque intenta bajarlo solo basta volver a tomas su cabeza y estrellarla contra el piso para que lo relaje, pateo al codo y escucho el crujir liquido de su delicada articulación cerrándose hacia el lado equivocado, al soltarlo solo se mueve como la cola de una lagartija que ha sido cortada, sus gritos son agudos y marcados por una respiración pesada, levanto su siguiente brazo mientras las piernas intentan golpearme descontroladamente, al patear, el sonido vuelve a hacer eco en nuestra privada sala sagrada.

Ya cuando las sirenas parecen alejarse más allá, yo estoy levantando la segunda rotula sus rodillas con una navaja pequeña y la cuchara, difícil pero prontamente estas están libres bajo la piel blanca y cubierta de cicatrices viejas y cortes limpios ya cerrados, ahora mientras con las poca fuerza y razón que le queda solo se mueve ligeramente, la volteo y empiezo a rasgar la ropa delgada, manchada y humedecida por la sangre y sudor que comenzaban a generar aromas matizados e interesantes a nuestro alrededor, veo entre su blancura y manchas carmesí una frágil piel blanquecina que se irrita y sonroja ante mínimas acciones, como pasar mis uñas entre sus tiernas curvas donde algunas veces encuentro lunares, que pellizco y corto sin alguna razón en especial.

Con la navaja, marqué líneas entre sus piernas y veía como las pequeñas gotas de sangre salían tímidamente entre su piel descubierta, con la mano abierta golpeaba y veía como la piel jugaba entre el rojo pastel y uno más oscuro y dulce a la vez, lamí lentamente algunas gotas y, entre pequeños esfuerzos por cerrarlas ante mí, corte profundamente a ambos lagos de sus piernas, solo venia un delgado rio de sangre bajar lentamente mientras perdía la fuerza de gritar, o siquiera vivir.

John: ¿Lo conocías tanto para quererlo o solo lo necesitabas?

Justo cuando confundida parecía querer decir algo, pateo de arriba hacia abajo su mandíbula torciéndola sobre su garganta, antes de que pudiera gritar, metí rápidamente mi pene en su garganta a la vez que tapaba su nariz, solo su lengua desesperada y la vibración del aire que trataba de respirar basto para que viniera en un minuto, mientras se ahogaba y moría de una vez.

Solo basto tirar viejas bancas de madera y algunas botellas de vino, para que el alcohol y el fuego limpiaran por mí antes de seguir diviertendome.

Ahora tengo su bolso con llaves de ambos y cuentas a pagar de una casa cercana, veré que encuentro ahí.

Se siente bien?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora