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Volvía a sentirme sola, el viento y la luna estaban ahí respirando vivamente.

¿Qué sería del universo sin las estrellas? ¿Qué sería la vida sin pesares? ¿Qué podría esperar más mi alma en pena?
Fue el susurro del viento que me hizo darme cuenta que estaba en mi cuenta desde más tiempo del que quería admitir.

Me vesti de blanco, aquel balcón lloró conmigo esa noche.

¿Qué sería de mi sin este pesar? ¿Estaría ahí sosteniendo tu mano? ¿Estarías ahí tu para mi?

Mentí aquella noche, mentí todos los días de mi vida. Mentí cuando dije que me sentía bien, mentí cuando dije que era algo normal. Mentí sobre mi y lo que sentí.

Mentí par poder olvidar el sentimiento de tristeza que atacaba todas las noches, le mentí al mar y a ti.

Mi vida se volvió en una mentira propia, aquellas ventanas me escondían de los depredadores y de la luz de la ciudad.

¿Debería pedir perdón? No creo que alguien vaya por ahí contándole de mi a las estrellas.

El sol me habló, lloramos incluso junto a aquellas margaritas.

Supe que mi lugar no era aquí, supe que moriría sola y que a nadie le importaría.

No importaba cuánto tratará de evitarlo, me sentía mal por abandonar de esa manera.

Escribí una carta que nunca envié, y quemé está.

Corriendo por el viento, supe que no volvería incluso si lo había prometido.

;sobre lo sentido y vivido a las 2:00 am;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora