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Los días han seguido pasando sin incidencias, viviendo un poco más tranquilo. Seguimos yendo al estudio aunque ya no todos juntos a grabar la canción. Puedo decir que mi relación con Nam ya no me parece tan tóxica como lo era antes de romper con él pero también puedo asegurar que a veces temo que todo cambie bruscamente, más cuando le veo volver del estudio serio, como justamente está pasando ahora, dejando el libro que leía a un lado, acercándome a mi novio, rodeando su cuello con mis brazos.

— Jin ahora no tengo tiempo de tonterías —me aparta de su cuerpo, haciéndome daño en mi cintura —no empieces porque no pienso permitírtelo.

Confuso le miro, siguiéndole hasta nuestra habitación, viéndole desde la puerta como se quita la ropa, dejando su móvil en la cama antes de encerrarse en el cuarto de baño.

Escuchando de fondo el agua de la ducha, aunque dudo porque se que no está bien, me siento en la cama, tomando su móvil entre mis dedos, asegurándome que aún no sale del baño y el agua sigue escuchándose de fondo. Abre la aplicación de Kakaotalk, revisando la única conversación que tiene además de la mia, abriéndola al no reconocer al destinatario.

— Esto no está bien.. —me reprendo a mi mismo.

Aún así leo varios mensajes, casi toda la conversación básicamente, leyendo en muchas ocasiones mi nombre, sintiendo como mi corazón se quiebra lentamente porque ninguna de esas palabras que mi novio a escrito son buenas. Me limpio las lágrimas que ya empezaban a caer, continuando la lectura, deslizando mi dedo por la pantalla llegando casi al final.

Casi me falta el oxigeno cuando la conversación se hace más dura en mi contra, dañándome cada una de las palabras, estando por dejarlo y no sufrir más, olvidarlo, cuando algo impacta bruscamente contra mi mejilla, dejando caer el móvil al suelo, escuchándolo romperse la pantalla, mirando a Nam, quien antes de poder levantarme vuelve a golpear mi mejilla ya de por si dolorida por la fuerza que ha usado en el golpe que me ha pillado por sorpresa.

— ¿Por qué me haces esto? —pregunto aunque me tiemble el labio y todo el cuerpo —dijiste que me tratarías mejor y hablas con uno cualquiera y encima mal de mi. ¿Por qué Nam?

— No es asunto tuyo —aprieto las manos cuando me da la espalda.

Cojo el móvil roto del suelo, tirándolo hacia Nam, golpeándole en la espalda cuando estaba por entrar en el vestidor. Sus pasos dirigiéndose rápidamente hacia mi me hacen retroceder, cayendo sobre la cama, teniéndole en cuestión de segundos encima mio, cubriendo mi cara y mi cabeza con mis brazos cuando llegan más golpes, intentando defenderme sin posibilidad cuando sus rodillas se clavan en mi estomago, sintiendo el intenso dolor por la fuerza que usa, humedeciéndose más mis mejillas por mis lágrimas, quebrándose a un más mi corazón ya de por si destrozado.

— Quitate —intento empujarle, ganándome otro golpe cuando le clavo las uñas en su pecho arañándole —¡quiero largarme NamJoon! ¡Esto se ha acabado y esta vez ya para siempre!

Grito aunque me arde la garganta, lloro aunque estoy ya seco, respiro con dificultad cuando intenta desnudarme, arañándole con fuerza la cara, golpeándole con una patada en el abdomen cuando pierde la fuerza que ejercía sobre mi, aprovechando que cae al suelo, saliendo de la habitación corriendo, bajando las escaleras de la misma forma, cayendo de bruces cuando le siento abalanzarse sobre mi, recibiendo más golpes teniéndole encima de mi cuerpo, propinándole otro a tiempo, pudiendo salir corriendo de nuevo, encerrándome en el baño.

— ¡Jin abre la puerta! —la puerta gruñe bajo los golpes que da.

¿Debería llamar a la policía? Si. Pero por desgracia me he dejado el móvil en la habitación y aquí encerrado por mucho que grite, sus golpes y voz se escucharan aún más, complicándose la cosa, mis opciones de ser sacado de este infierno.

Más golpes caen, más gritos se escuchan. Mi corazón ya no puede romperse más ante la amenaza al otro lado. Mi cara ardiendo, hinchada como veo en el pequeño espejo solo me hace recordar como me sentía semanas atrás, cuando recibía insultos, amenazas, la falta de cariño de la persona de la cual estoy enamorado y que no duda en pisotearme hasta quebrarme del todo.

Roto es como me siento, intentando ignorar sus insultantes palabras hacia mi persona tras esa puerta cada vez más dañada.

Si tuviese que definir a NamJoon en una sola palabra ahora mismo seria la de destrucción. Cuando nos conocimos y empezamos a salir era un amor, cariñoso, comprensivo.. con el paso del tiempo empezó a cambiar, aunque me tratase bien, hasta que llegó el primer golpe. Todo iba bien. Ese golpe en mi mejilla decidí ignorarlo pero fueron más los que me hicieron ver una realidad que jamás creí que sucedería.

Ahora años después, ver mi reflejo en el pequeño espejo, mis mejillas rojas llenas de golpes, mi ojo derecho casi cerrado al recibir uno de esos golpes, mi nariz con un hilo de sangre cayendo hasta perderse en mis labios secos, partidos incapaz de temblar. Cubriéndome el rostro por un momento creo que todo ha terminado.

No escucho más golpes, ni más gritos fuera del cuarto de baño. Acercándome tampoco siento su presencia cerca, intentando calmarme cuando creo que ya no atacará más.

Como siempre me equivoco.

Soy tan confiado que cuando escucho la madera de la puerta quebrarse yo no puedo más que retroceder, chocando contra el armario que ignoré que estaba a mi espalda. Un par de botes de pastillas caen al suelo. Me siento sobre la fría baldosa, abrazándome a mis piernas, tomando los botes entre mis manos. Miro a mi alrededor por si algo más ha caído, viendo gasas, tijeras, esparadrapo sobresaliendo del armario sobre mi cabeza. Cojo las segundas, dejándolas junto a las pastillas que dejo caer entre mis pies, tomándolas entre mis manos.

— Si no puedo salir por esa puerta.. estoy harto de tanto sufrir y caer como un idiota una y otra vez.

Mis ojos ardiendo por las lágrimas que no cesan no dudo al ingerir un puñado de esas pastillas, adentrándolas en mi boca a la vez, sintiendo mi garganta arder cuando las trago con cierta dificultad y pesadez.

No siento el efecto al momento, tomando más incluso.

Más golpes resuenan en la puerta. Su voz vuelve a hacerse presente, suplicándome que abra la puerta, negándome a ello tomando las tijeras casi sin fuerza.

El dolor emocional que siento no es nada en comparación con la quemazón que siento al cortar mi piel con la punta de las tijeras. He perdido el control de mi mismo viendo sangre brotar sin parar de mi antebrazo, manchando mi ropa, mi piel, el suelo, formándose lentamente un charco que me rodea, perdiendo ya todas mis fuerzas, que en realidad no eran tantas ya.

Los somníferos ingeridos empiezan a hacer efecto en mi organismo, recostándome sin importar que sea sobre mi propia sangre.

— Jin cariño abre la puerta —cierro los ojos, ignorando esa voz.

Ni golpes, ni voces, nada escucho ya con claridad más que mi corazón suplicando por más latidos.

Corto más mi piel, en mi otro brazo, sintiéndome libre poco a poco, liberándome de todo dolor. Mi respiración se vuelve entrecortada poco a poco, dando una pequeña bocanada para ayudar a mis pulmones, sonriendo cuando el sueño me invade, pudiendo ser libre como cada vez que durmiendo no tengo que soportar cada insulto y amenaza.

Fake LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora