7

30 8 6
                                    

Abro por un momento los ojos. No reconozco el lugar donde me encuentro hasta que las pocas fuerzas que me quedan dejan que mis neuronas trabajen, reconociendo el cuarto de baño donde me he encerrado.

Pocas pastillas quedan en mi mano, tomándomelas aunque ya no sienta mi cuerpo moverse.

La oscuridad va envolviéndome poco a poco, sintiendo esa paz que tanto merezco.

Envuelto en un huracán tanto tiempo, mis emociones ahora despiertas toman el control, viendo ante mis ojos cuando los abro de nuevo una pequeña luz, cayendo poco a poco en ese profundo sueño del que jamás despertaré.

Mis pulmones ya no expulsan ni reciben oxigeno que los mantengan vivos. Mi corazón a penas tiene fuerza en sus últimos latidos, soltando un suspiro, las últimas lágrimas, mi última sonrisa sin rastro de alegría, envuelto en la profunda oscuridad, siendo al fin libre como tanto deseaba, como bien merecía.

Narra NamJoon

Todo el caos formado hace unas horas ahora es algo que me hace sentir como un idiota, como un ser patético, cruel, sin control alguno.

Son casi las diez de la noche y solo el silencio es el que reina en la casa.

Me acerco a la puerta del baño, después de pasarme casi todo lo que restaba de tarde en el sofá, pensando, dándole espacio ha Jin para que se calmase y decidiese salir, a sabiendas que lo segundo no lo haría si yo sigo en la casa.

— Jin —llamo despacio a la puerta —cariño abre la puerta por favor.

Ni una respuesta por su parte.

— ¿Te has quedado dormido? —me doy cuenta de lo absurda que es mi pregunta —que tontería.. si te has dormido obviamente no vas a responderme.

Sujetando el pomo de la puerta lo deslizo hacia abajo despacio, intentando sin éxito abrir la puerta. Esta no cede por mucho que empuje, teniendo que usar de mi fuerza para abrirla, empujando, esperando que no se asuste pensando en que voy a volver a atacarle porque es lo último que haré.

— Vamos Jin abre —golpeo la puerta con más fuerza —perdoname cariño por todo lo que te he hecho. Ya se que estás asustado ahora mismo pero tenemos que sentarnos y hablar. ¿No vas a decir nada?

Sigo haciendo fuerza, empujando la puerta, escuchando como la madera se va partiendo más y más, más aún de lo que ya lo estaba hace unas horas, consiguiendo al fin abrirla, con un dolor en mi brazo izquierdo que se que no se irá en unos días pero que me da igual.

El cuarto de baño, dada la hora que es, se encuentra envuelto en oscuridad. Tanteando a ciegas, arrastrando mi mano sobre la fría baldosa busco el interruptor, presionándolo cuando doy con el.

La imagen frente a mi, el frio que de pronto siento, no es la que esperaba encontrarme, poniéndome en cierto modo nervioso, arrodillándome rápidamente cuando veo a Jin tirado en el suelo, con los ojos cerrados, y su cuerpo envuelto en un charco de sangre.

— Jin —agito su cuerpo —Jin amor despierta por favor.

Un nudo se va formando en mi garganta según pasan los minutos y no reacciona. Su piel al contacto con mis manos se siente demasiado fría. Está tan pálido, tan frio que no puedo evitar sentir miedo al ver que toda esa sangre es suya, que no respira, ni responde, ni se mueve, ni nada.

Con cuidado le dejo en el suelo, buscando su pulso, sintiendo mis ojos humedecerse al no encontrarlo. Mi mano sobre su corazón tiembla al sentir que no late, presionando con fuerza repetidas veces con la esperanza de reanimarle, de que Jin vuelva a mi.

Nada.

— Jin mi amor por favor despierta —vuelvo a intentarlo —cariño perdoname por lo mal que te he tratado.. no me abandones. ¡Despierta maldita sea!

Con mi mano aún temblando y sin soltarle llamo a emergencias, explicando lo que ocurre, trabándome con mis propias palabras, sintiendo el nudo en mi garganta debilitándome.

Me dejo caer sobre el cuerpo de mi novio, frio, sin pulso, sin respiración, sin sentir, sin vida, derramando todas las lágrimas que mis ojos son capaces de soltar, llenas de culpa, de odio hacia mi mismo por causar todo esto, siendo el único culpable de la decisión que ha tomado. Entrelazo nuestros dedos con fuerza, intentando ignorar lo fría que se siente su mano. Presiono con cuidado mis labios sobre los suyos como si así pudiese devolverle la vida que yo le he arrebatado, bañando su preciosa y pálida cara con mis lágrimas, escuchando esa sirena de fondo cada vez más cerca, dispuesta a alejarnos de por vida porque aquí ya no hay más que hacer.

La posibilidad de recuperar algo que yo mismo he destruido es nula y mi corazón lo sabe, alejándome, dejando que esos desconocidos se lo lleven sin poder decirle adiós, sin poder luchar por algo que no volverá a existir nunca.

Le he roto, le he matado y voy a tener que vivir toda mi vida con ese recuerdo mereciéndomelo por miserable, por egoísta, por no saber cuidarle en lugar de atacarle de la forma en que lo hacia día tras día, dejándome llevar por unos impulsos que ni yo se de donde salían.

He perdido lo único bueno que he tenido en mi vida y es algo con lo que viviré el resto de mis días.

— Nam —unas manos sostienen con fuerza mi cara.

Frente a mi, borrosamente, reconozco a Jhope, quien si ha estado realmente para Jin, con quien debí haberle dejado y ahora estaría vivo.

— ¿Qué ha pasado NamJoon?

— Le he matado.. —mis rodillas ya sin aguantar chocan contra el suelo —he sido tan asqueroso y cruel con él que se ha quitado la vida. Yo le he matado y me merezco vivir con todo eso como recuerdo el resto de mi vida. Jin no debería estar muerto y yo si.

— Dime que es una broma por favor —niego, señalando la sangre del baño.

Sus pasos resuenan cerca, hundiéndome más en mi propia miseria cuando me golpea en la cabeza con fuerza, deshaciéndome más en mi propio odio hacia mi mismo, incorporándome, mirándole.

— Pégame Hoseok —suplico —pégame y dejame sentir todo el mal que le he hecho.

— No te voy a pegar porque yo no soy como tu Kim NamJoon —se aleja de mi —voy a dejar que vivas como bien has dicho con todo eso. Me voy con mi amigo, a despedirle porque él si merece que esté a su lado aunque ya nunca vaya a sentirme cerca, apoyándole.

Y así es como se marcha, dejándome claro lo mucho que merecidamente me odia, quedándome solo, siguiendo minutos después sus pasos, sin cubrir mi rostro lleno de lágrimas, dirigiéndome a ese hospital donde supongo ya estará el cuerpo de Jin.

Fake LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora