Capítulo 4.

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La niña sonrió ampliamente y corrió hacia el interior de la casa

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La niña sonrió ampliamente y corrió hacia el interior de la casa.

—¡Papi! ¡Mami! —gritó buscando a sus padres.

Sacha, que estaba de espalda a la niña, se giró de repente para ver como llegaba corriendo. Miró a Cristine y suspiró sabiendo lo que se venía.

—¡Papi! —exclamó—¿Es verdad que ya me has puesto un nombre?

—¿Quién te lo dijo, pequeña? —preguntó su madre.

La niña dio un pequeño salto en su lugar y se llevó ambas manos a la boca ocultando su emoción—El Señor Bonito me dijo que ya tengo un nombre.

—Si —dijo serio y en su interior pensó una y mil palabras, dirigidas a Dimitri, que significaban tantas cosas menos algo bonito.

—¿Sacha? —preguntó su mujer—Cariño, ¿qué...?

—Debemos hablar —interrumpió. Cristine asintió y abrazó a su hija.

—Vendré luego cariño, ¿si? —murmuró depositando un casto beso en su frente.

Sin esperarla, Sach se marchó de camino a su despacho. Cristine se dirigió hacia aquel lugar pero en el pasillo se encontró con Dimitri, le dedicó una sonrisa triste y fue donde su esposo.

A Dimitri se le hizo extraño, ella jamás había sonreído de aquella manera.

—¿Qué sucede, Sacha? —preguntó Cristine.

—Jezabel recibirá una educación distinta a los demás, claramente, no es como el resto —informó.

—¿A qué te refieres? —preguntó ella.

—Deberá aprender idiomas, mientras más mejor —respondió—. Debemos prevenir, si alguien quisiera capturarla, ella deberá irse y debemos darle las herramientas necesarias para que sobreviva. No estaremos para ella siempre.

Cristine se llevó ambas manos al rostro cubriéndose, no tardó mucho en soltar un par de lágrimas seguidas de un leve sollozo.

Toda la situación la abrumaba, era una sensación horrible la que sentía, la que se le había instalado en su pecho.

La niña entró tímidamente en el despacho y se mantuvo tiesa en el medio de ambos padres.

Sacha la tomó en brazos y los tres se fundieron en un abrazo cargado de emociones.

Al siguiente día y durante cinco años Jezabel fue aislada de los demás niños por precaución, sus padres aún estaban en la espera de su transformación, que ya era bastante tardía.

Con diez años, dominaba más idiomas que cualquier otro niño a su edad. Para cualquier padre, sería un orgullo que su hijo sea poseedor de tanta inteligencia, pero los padres de Jezabel lo veían más como la salvación de su única hija.

𝐋𝐔𝐍𝐀 𝐀𝐙𝐔𝐋 [𝐋𝟐]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora