Capítulo 17|+18

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Dimitri se apartó de repente, mirando fijamente a Jezabel, sus ojitos tristes le partieron el alma, estaba seguro de que ella lloraría

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Dimitri se apartó de repente, mirando fijamente a Jezabel, sus ojitos tristes le partieron el alma, estaba seguro de que ella lloraría. Lo notaba, porque su nariz se tornó rojiza.

—Jezabel... —murmuró intentando aproximarse a ella, pero esta se apartó dándole la espalda.

—¿Qué te lo impide, Dimitri? —preguntó.

—No lo entenderías —respondió de inmediato. Hubo un silencio incómodo, la tensión se podía palpar en el aire —. Jezabel —llamó, ella lo miró de reojo y él notó las lágrimas que comenzaban a descender por su angelical rostro—, no llores, pequeña —dijo, al mismo tiempo que tomaba su rostro limpiando las lágrimas con su pulgar.

Jezabel cerró sus ojos mientras dejó escapar un suspiro. No quizo abrir sus ojos y no lo hizo. Sintió los labios húmedos de Dimitri sobre su frente, le había dejado un pequeño beso allí. Le besó la nariz, las mejillas, la barbilla y finalmente, volvió a sus labios.

A quién quería engañar, él estaba loco por esa pelirroja. Que tenía diecisiete años, pero poseía la madurez de una anciana.

Se prometió no pensar tanto al respecto, dejaría que las cosas fluyeran por si solas.

La cargó entre sus brazos y se sorprendió por lo liviana que era, caminó por entre los árboles. Jezabel apoyó su rostro en el hombro de Dimitri y el aire que soltaba por su nariz le hacía cosquillas en el cuello y le erizaba la piel. Ella no preguntó hacía donde iban, no temía de él, porque estaba segura de que la protegería pase lo que pase.

Durante el camino, Jezabel iba con los ojos cerrados, escuchando nada más que las ramitas quebrarse debajo de los pasos de él y de vez en cuando, el cantar de algunas aves.

De pronto Dimitri se detuvo, habían llegado. Ella se apartó y suavemente, sus pies volvieron a tocar la tierra. Estaban frente a una cabaña pequeña, escondida en lo alto de los árboles—Mi hermana solía venir a jugar aquí, cuando veníamos de visita —se limitó a decir—. Lo he construído con uno de mis hermanos.

—Es linda —mencionó Jezabel y con una sonrisa en el rostro, corrió hacia los peldaños que le permitían subir. En cuanto llegó a lo alto, miró a Dimitri y dejó escapar su risa al verlo allí, de pie un poco sorprendido—. ¿No vienes, amor mío? —preguntó con diversión, utilizando el apodo que él le había puesto.

El brillo travieso de sus ojos hizo reaccionar a Dimitri. Rápidamente, comenzó a subir, no sin antes, volver a mirar en distintas direcciones.

—¡Condenada! —exclamó él, poniendo una mano sobre su pecho. Ella lo había asustado, asomándose por la ventana de aquella casita. La risa de Jezabel se oyó del otro lado de la puerta, Dimitri pasó su mano por su cabello, quitándolo de su rostro, en verdad se había asustado. Estaba distraído—¡Qué espanto! —dijo entrando finalmente.

—Lo siento... —murmuró ella, con un tono suave y algo de diversión. Lo abrazó por el torso y elevó su vista. Dimitri le sacaba, por lo menos, dos cabezas—... eres muy alto —sonrió.

𝐋𝐔𝐍𝐀 𝐀𝐙𝐔𝐋 [𝐋𝟐]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora