Obito y Kakashi
Sol, playa y arena... y mucha gente alrededor en bañadores, algunos sexys, y otros lamentables. Pero Obito estaba más atento a los cuchicheos de las personas que les pasaban cerca, porque Kakashi estaba demasiado callado como para notar que está a su lado.
—¿Por qué a las mujeres les gusta casarse con militares?— pregunta sosa de Obito Uchiha en pleno media en punto con el sol asándole la piel. Literalmente.
—Porque ellos ya saben cocinar, coser, arreglar la cama, tienen una buena salud y están acostumbrados a cumplir órdenes— respondió Kakashi sin apartar la vista de su libro.
—Ah, son buenas razones.
—A mí también me gustan los militares.
—Voy a fingir que no escuché eso.
Kakashi está bajo una sombrilla, con una camisa de botones y bermudas, cómodamente sentado es una silla plegable, especial para llevar a la playa. A diferencia de Obito, que está donde más le pega el sol, solo con unos lentes puestos y bermudas, supuestamente secándose, porque ya anduvo nadando. A Kakashi no pudo arrancarlo de esa silla, así que sigue sequito e impecable, todo bonito y llamativo.
—¡Ay! ¿Quién dijo que los hombres guapos no sirven para nada? ¡Si son tan buenos para la vista!— gritó una mujer de por ahí.
Obito se quitó las gafas para localizar a la loca gritona, era una muchachita que ya babeaba junto con sus amigas en diminutos bikinis. Volteó a ver a su pareja, Kakashi totalmente desinteresado de todo, incluso de él.
—Llamas demasiado la atención ¡Cúbrete la cara, Kakashi!
—Cállate, hace demasiado calor— olfateó al aire, algo olía bastante bien, a carne asada —Obito ¿Te pusiste bloqueador?— se levantó las gafas y se le quedó mirando.
—No, estoy demasiado pálido por estar metido en la oficina— dijo acariciándose los brazos —Quiero un poco de color— se le quedó viendo a Kakashi —Tú ya pareces fantasma, sal de ahí.
—Te vas a insolar.
—Nah— se acomodó para echarse una siestecita. De repente sintió algo calentito y viscoso sobre su estómago desnudo. Sonrió sin abrir los ojos, creyendo que Kakashi le estaba aplicando el dichoso bloqueador solar —Te dije que no era necesario que...
—Yo no fui.
Lo escuchó justo donde siempre estuvo, a un metro de él y debajo de esa enorme sombrilla de playa. Se quitó las gafas, primero buscó a Kakashi, y después miró su abdomen.
—¿Qué...?— miró arriba, muchas gaviotas volando de un lado a otro, entonces... ¿Lo que se derrite en su panza no es crema? —Agh ¡Qué asco!
—Ve a lavarte— se puso sus lentes de nuevo y volvió a su libro. No quiere estar ahí.
—¡Claro que lo haré!— fue directo al mar.
—Idiota— ya puede escucharlo quejándose por el ardor en la piel.
***
Una hora después, y luego de que Kakashi metiera a Obito bajo una ducha, fueron a almorzar. Pescado frito con vinagreta para picar.
Obito ya empezaba a llamar la atención por su piel enrojecida, él era el único que no se daba cuenta del asunto.
Kakashi seguía silencioso, solo hablando para responder cuando Obito pregunta o dice algo. Ambos lo sienten, algo está fallando ahí.
—Siempre lo he pensado, eres un hombre demasiado aburrido— le comentó Obito de la nada, luego de terminar su comida.
Kakashi pensó que por fin tendrían una conversación que los llevara a abordar el silencioso y mortal problema que los está distanciando lentamente.
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Una vida juntos.
Fiksi PenggemarExtras de Aprendiendo a Amar a un Dobe. Tan simple como eso. Vamos a ver que tanto desmadre pueden causar estas parejitas.