Capítulo 2

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DM:

Y aquí estoy de nuevo, el mismo chico que puede joder a quien quiera y hacer mierda a quien se le cruce, pero, por qué ella, no la había visto antes, aunque su cara me parece familiar no recuerdo haber interactuado con ella en la niñez ni ahora, tal vez es mi Ángel o mi Maldición no lo sé.
Estaba jodido, esa chica me atrapaba cada vez más, ¿Por qué es tan arrogante?
Salí a fumar y manejar un rato para despejar mi mente pero mi bolsillo empieza a vibrar:

—¿Bueno? —Dije algo asombrado.

—Qué pasa viejo, hoy no te vi en el colegio, ¿Estás bien?

—Tranquilo Jay solo quería descansar de esa mierda —Reí— ¿Qué pasó man para qué hablaste?

—Pues mi querido amigo está noche habrá fiesta en mí casa y vendrá el amor de tú vida Elizabeth.

—Jaja vete a la mierda Jay, tal vez vaya no lo sé, estoy algo jodido.

—Bueno chico, la fiesta es en 2 horas si gustas llegar sabes donde encontrarme, no pases mucho tiempo fuera, parece que se avecina un diluvio.

—No digas tonterías Jason —Dije después de unas cuantas risas.

—Cuídate viejo, tengo que ponerle alcohol a todo.

—Dale man, suerte te aviso si voy o te veo en tú casa.

—Dale cuídate.

Apenas eran las 7:50 pm no sabía si ir a la fiesta de Jay, no me apetecía mucho aparte no quería volver a tener sexo en un sofá con una prostituta, la Casa de Jay quedaba a unos minutos de la cabaña en cambio mi casa quedaba a una hora de ahí, la única opción que tenía era ir a la cabaña a ver que ropa tenía ahí y darme un ducha por que apestaba a zorrillo.

Terminé de ducharme a las 8:30 y yo soy muy especial con la puntualidad, casi nunca llego tarde a las cosas que me importan, abrí el clóset y lo primero que vi fue mi chaqueta de mezclilla color negra, unos jeans algo ajustados con la parte de las rodillas rota mis perfectas medias de abuelo, una remera color negro de AC/DC y unas botas viejas pero con onda.

Cuando acabe de vestirme ya eran las 9:20 la fiesta empezaría en un par de minutos y yo aún tenía media hora por recorrer, al parecer el destino no quería que fuera feliz esa noche, al llegar a la fiesta pude percibir a la misma chica que me había dado dolor de cabeza ayer, pero... no parecía la misma ñoña de la escuela, se veía linda jaja que mierda estoy diciendo solo vine a embriagarme no a obtener números, pase a la barra de Jason pero era raro, no había visto a Jason en toda la noche, esto me estaba jodiendo. Ya eran las 2:30 am y parecía que todo el mundo quería tener sexo en la sala o pórtico de Jay, para mi suerte Jason estaba algo sobrio cuando lo vi salir del cuarto de sus padres con Annie

—¡Qué pasó hermanoo! —gritó jay haciendo que varias miradas nos rodearán.

—Me tengo que ir chico, ya es tarde y le llame a mi madre que dormiría en la cabaña

—Hey hermano, no tienes que hacer eso, sabes que aquí siempre tendrás un hogar, si quieres quédate en mi cuarto yo estaré por aquí divirtiéndome con unas chicas.

—Gra... —No pude decir nada cuando el se había ido de nuevo.

Quise esperar un poco pero ya estaba empezando a tronar el cielo, ya no era opción quedarme, vi a Beth en la sala pero ya no tenía aquél angelito fastidioso a su lado, me intrigaba saber que le había pasado pero no lo suficiente para preguntar, salí como pude de casa de Jay y encendí mi moto para mi jodida suerte empezó a llover y lo único que traía era un caso extra viejo.

Ya habían pasado unos minutos de camino cuando pude divisar la silueta de una pequeña caminando bajo la lluvia y sí, era Ricitos, por su apariencia estaba muy ebria, iba temblando, puedo ser una mierda pero no iba a dejar que se muriera de frío o que algún tipo intentara abusar de ella, apague mi motocicleta y me fui acercando lentamente al estar a unos metros baje de ella para alcanzar a Ricitos, ¿Cómo es posible que una cosita de 1.58 metros camine tan rápido?

—¿Ricitos?...¡Dios! déjame llevarte a casa!

Se veía tan hermosa, la lluvia hacía algo con ella que se veía muy bien

—Ni loca —Dijo entre estornudos

—¿Cuánto tomaste? —dije con un tono algo molesto

—Poco

—Mientes déjame llevarte a casa, por favor. Solo pasaremos a la cabaña para que te pongas algo seco y te quites toda esa ropa mojada que llevas puesta

No se como lo hice pero la convencí de subir a mi bella y hermosa motocicleta, ella no era digna de estar ahí pero no la iba a dejar en la carretera, sola, al arrancar se aferró a mi torso y coloco su mejilla en mi espalda, en ese momento sentí un alivio grande, ni siquiera sé por qué con ella pero algo me decía que uno de los dos iba a salir jodido de ahí.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora