Capítulo 7

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Shanon:

—¡No! ¡No! —escuche unos gritos y en seguida desperte— ¡Manson no!

Me levante de golpe al escuchar a DM desde la sala, corrí hasta el sillon, en donde —después de una pelea— se quedo a dormir y me encontré con DM tirado en el suelo, tirado golpes en ciego a los lados, sus labios temblaban entre abiertos, sudando.

—¡DM! —grité poniéndome de rodillas pero DM parecía no responder, ni siquiera despertar, comencé a agitarlo pero eso empeoró sus gritos.

—¡No! ¡Manson! ¡Manson!

—¡DM! ¡DM! ¡Despierta! —subí a horcajadas sobre él tacándole las mejillas, entonces la mano de DM atrapó la mia despertando, su pecho subía y bajaba con desesperación.

—Ya, ya, cariño, sólo fue un mal sueño.

—Ricitos... —me estrujo contra su pecho y pude escuchar su corazón disparado, como de haber corrido todo un maratón, bajé mi mano hasta su pecho tratando de tranquilizarlo.

—Aqui estoy —Lo abracé más fuerte.

—No... no me dejes solo —su voz era una suplica y sentí como se me hacía pequeño el corazón ante sus palabras, jamás lo vi tan vulnerable, quería preguntar ¿Qué había soñado? Pero no tuve el valor, sólo lo abracé con más fuerza tan fuerte como pude.

Silencio... eso era lo único que se escuchaba en la habitación junto a sus latidos, que ya se habían tranquilizado, DM jugaba con mi cabello y normalmente me habría molestado pero, no pude reprocharle.

—DM...

—¿Si?

—No puedo dormir

—¿Qué quieres que haga? —Aquí estaba de nuevo Don ironías, pero trate de ignorar su noto molesto.

—Cuando era pequeña —me recargue en su pecho— y no podía dormir, mamá... me cantaba.

—Ni de coña —Bufó.

—Por favor... —sonreí.

—No

—Por favor...

—Yo... no le cantó a la gente —dijo molesto.

Baje de su pecho para acomodarme a su lado pero DM me tomó no de las muñecas.
—No... no te vayas —me apretó contra su pecho, yo mo pensaba irme, sólo quería acomodarme, pero no pude desifrar la forma en que lo dijo.

—No me voy a ir —le asegure

—¿Qué te cantaba?

—¿Vas a cantarme? —intenté ocultar la emoción en mi voz.

—No, sólo tenía curiosidad.

—¿Alguna vez escuchaste Sueñas de el jorobado de notre Dame?

—No.

—¿Cómo puedes vivir así?

—Si me la cantas tal vez la recuerde —se mordió el labio.

—Muy astuto DM —reí.

—Shay...

—DM... —mi voz salió como un susurro.

—Ven... —sujeto mi muñeca y me ayudo a subir a horcajadas sobre él.

—DM... —se levantó recargando su espalda el el sillon mientras sus manos se cerraban en mi espalda.

¿Cómo pudo cambiar la conversación asi? No lo se pero no quiero que termine.

Su respiración se sentia sobre mi pecho y su mirada bailaba entre mis labios y mis ojos, una gran corriente de energía corrió por mi espina dorsal, mi piel ardía a su tacto y me encantaba, sus labios estaban a unos centimetros de los mios y estábamos jugando a ver quien aguantaba más sin romper el pequeño espacio que nos dividía, ¿Estaba jugando conmigo? ¿Qué clase de tortura era esta?

—¿Lo haces tu o lo hago yo? —me extrañé al escuchar el pequeño susurro que salió en vez de mi voz.

—¿Hacer que Rici...?

Corte su voz estampado sus labios a los mios, no era un beso tierno como el que me había dado hace rato, era un beso lleno de energía, sus labios reclamaban los mios, como en una batalla, su lengua se abrió camino en mi boca y yo acepte su beso con desesperación, sus manos se abrían camino por mi cuerpo, besos cálidos y húmedos fueron haciendo camino por toda mi mandíbula bajando hasta mi cuello y clavícula, heche mi cabeza atras dándole entrada libre y ahogue un gemido contra su oreja enredando mis manos por su cabello, lo escuché tragar duro y levanto la cara soltando un gruñido en respuesta a la conexión de nuestras miradas.

—¡Dios! Me estas volviendo loco —gruño con un pequeño hilo de voz que sonaba cada vez más grave y ronca con un deseo notable, solté un gemido al sentir lo duro que estaba contra mi pierna e involuntariamente comencé a moverme contra su erección y el gruño enterrando sus manos sobre mis caderas.

—¡Mierda no! —me detuvo de golpe sosteniendo con fuerza mis caderas.

—l-lo siento no sabia que te... —fui interrumpida por una risa burlona de DM.

—Si sigues haciendo eso voy a mandar mi autocontrol por la mierda —intente reprochar pero sus besos borrando todo tipo de pensamiento coherente, era el efecto de DM sobre mi.

Sus cálidas manos se metieron dentro de la playera que ya estaba enredada en mis cadera, recorrió en su calido toque mis muslos y luego a mis caderas.

Comencé a hacer un camino de besos desde su mandíbula hasta su cuello y hombros.

—Esto esta muy mal —murmuré contra su piel, pero mi cuerpo decía lo contrario.

—Lo sé —inclinó para llegar a mis labios, pero en seguida me separé.

—Esto esta muy mal —repeti mientras me columpiaba atras y sentí su respiración en mi pecho.

—Lo sé.

—No pares —Seguí besándolo, buscándolo, estaba segura de que debía tener las mejillas rojas y los labios del mismo color, como los suyos por culpa de los besos, de un tirón me quito su playera y suspiro bajando la mirada y regresándola a mis ojos.

Sus manos tomaron mis muslos y agradecí haberme rasurado ayer, me subió al sillón con el sobre mi, mi cuerpo estaba ardiendo al tacto y necesitaba más, más de él, de sus besos, lo necesitaba, pero cuando sus manos se aferraron al dobladillo de mi ropa interior pensé un poco, no estaba lista, quería esto, lo deseaba, pero no ahora, necesitaba esperar sólo un poco más.

—Espera... —sujete su mano con la mia para evitar que me bajara las bragas, ocupando todo mi autocontrol, DM bajo su mirada a nuestras manos, a mis piernas y luego regresó a mis ojos, se pasó la lengua por los labios.

—¿Qué pasa Ricitos? —fruncío el seño.

—Nada... es sólo que...

—¿Nunca te habían tocado? —su rostro marcó una expresión confusa, pero tenía la idea de que el ya sabía de antemano la respuesta.

—No... es decir... claro... o sea —Diarrea verbal ¡Bravo Shanon!

—Vamos lento —sonrió dando besos por todo mi estomago hasta llegar al dobladillo de mis bragas blancas, flexione mis rodillas y sus hermosos ojos grises se conectaron con los mios y sentí todo un tirón de energia, sonrió con malicia y de una se levantó del sillón conmigo entre brazos.

—¡¿Qué haces?! —grité aferrándome fuerte a él.

—Voy a enseñarte un lugar —pasó sus manos a mi cadera, mientras reía.

Cerre los ojos como una niña pequeña escondiendo mi cabeza en el hueco entre su hombro y cuello ahogándome en su perfume, entre los brazos de DM, el bipolar don ironías y entonces sentí miedo, miedo por que se fuera, porque mañana decidiera reirse de mi y decir que todo fue una broma pero mientras, voy a permitir disfrutar el senrir sus manos sobre mi.

Después de subir todas las escaleras se detuvo y me despegue de su cuello, bajé de sus brazos y me quedé de pié, todo mi cuerpo se congeló, tenía Illinois a mis pies y las estrellas sobre mi, todo era hermoso, cuando me di la vuelta me di cuenta de que el no miraba al frente, sino, me miraba a mi, con un sonrisa en sus labios.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora