Carta de Manganea a Antoniana.

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Querida hija:

                                Cuando recibas esta carta habrán pasado años, siglos incluso podrían haber pasado milenios antes de que Gabriel te la entregue.

                                Mi pequeña aún recuerdo tus hermosos ojos cafés tan llenos de vida, con una chispa especial y esos hoyuelos que se formaban a los lados de tu boca cuando sonreías me pregunto si cuando crezcas los tendrás ¿Te parecerás a mi o a tu padre? Tengo tantas dudas y miedos sobre lo que pasará contigo y con Maxwell.

                                Maxwell, mi niño, mi pequeño. Es tu hermano.

                                Por favor no juzgues mi historia, si es que tu padre te la cuenta. Era joven y me enamoré de dos hombres increíbles. Y son pensarlo me entregué, me entregué a sus besos, sus caricias, la lujuria, la pasión desenfrenada a tal punto que me sentí vacía cuando ambos se fueron.

                               Solo me quedaron tú y tú hermano, los lleve en mi vientre durante nueve meses y dos semanas, una humana asistió mi parto. Primero naciste tú, no lloraste como todos los bebes, según la humana fue más un "hola mundo". Tus alas blancas me hicieron saber que eras y eres hija de Gabriel o Gabs como solía llamarlo. Maxwell por otro lado es mitad demonio, sus alas negras me lo dejaron claro el día de su nacimiento, su padre es Lucifer.

                               No pienses hija que te abandoné por no quererte, todo lo contrario te quería y aún te quiero. Es decir, los quiero más que a nada.

                               Realmente intente ser una buena madre pero no pude, ustedes siendo tan diferentes se peleaban constantemente, tus poderes crecían con una alarmante rapidez para solo tener meses de nacida.

                               Por eso creí que era lo mejor, además eres un ángel tu lugar está en la Ciudad Plateada y no en la Tierra donde los humanos son egoístas y por mera avaricia derraman sangre de du sangre. Solo me quedan dos cosas por decirte:

                               La primera. Ama, ama como si no hubiera un mañana y entrégate de la manera única que solo el amor te deja, porque ese sentimiento tan común y tan impredecible es lo más maravilloso del mundo porque NUNCA será un error, y tampoco sabrás si terminará en algo bueno o malo.

                               Y por último la segunda, Los ángeles y los demonios fueron hechos para la humanidad y sus almas, cuidar de ellas y castigarles cuando es necesario. Pero los ángeles y demonios, como tú y tú hermano, no fueron hecho para la humanidad, esos seres tan llenos de sentimientos negativos que cometen los actos más atroces justificándose usando el nombre de tu abuelo, de Lucifer, o de cualquier otro dios.

                              Y siempre recuerda mi niña, estoy donde el agua corre en caso de que un día te sientas sola.

                                                                                                                      Con mucho amor tu madre Manganea.

La protectora de los seres de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora