Capitulo 4

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Siglos atrás...

Narrador omnisciente.

Un ángel de estatura bajita, rulos morenos, ojos cafés y piel morena aterrizo descalza en un bosque aunque a lo lejos de un lado se divisaba un pequeño pueblo y del otro un rio. La muchacha se dirigió al segundo. Al estar en contacto con el agua se sintió más cerca de esa madre que no veía desde hacía tiempo , la madre que la abandono siendo una bebe con solo una carta, la carta que acababan de entregarle, pidiendo disculpas. Aún tenía esa carta en la mano, ese trozo de papel con tantos siglos que se veía desgastada y con un tono amarillento. El desconsuelo en los ojos de su padre Gabriel, la tristeza y la ira de saber que no pudo proteger a su pequeña del daño que ocasionó esa mujer. Hicieron enfurecer al ángel quien soltando un grito de frustración y liberando parte de sus poderes movió los árboles sin percatarse de la presencia de una humana.

Una humana de unos treinta y tantos, en su vestido marrón, con un pañuelo blanco en la cabeza y un cesto de ropa entre sus brazos. Cuando Antoniana se dio vuelta y vio a la persona que la miraba levanto las manos en señal de rendición y entonces saco sus imponentes alas blancas de gran tamaño. Entonces sucedió lo que nadie, ni tú, ni yo, ni el, ni ella, ni el de la esquina nos esperábamos... La mujer se arrodillo frente a la muchacha susurrando un simple <sabía que vendrías> antes de que alguien pregunte la mujer comenzó a explicar:

-Mi señora, yo soy Elizabeth y soy una bruja blanca. Las brujas blancas podemos sentir la presencia de los seres divinos como usted pues nuestro poder proviene del altísimo. Por eso como fiel servidora me pongo a su servicio. Y le ofrezco mi humilde morada en caso de que la necesite.

Sin despegar la vista del suelo la mujer se levantó del piso y espero una respuesta por parte Antoniana, la cual fue positiva ya que necesitaba huir un tiempo de su actual realidad. La cual consistían en una madre que la abandono pensando que era lo mejor sin saber que era mitad ángel mitad demonio y dos consejos

El primero de la carta decía: "Ama, ama como si no hubiera un mañana y entrégate de la manera única que solo el amor te deja, porque ese sentimiento tan común y tan impredecible es lo más maravilloso del mundo porque NUNCA será un error, y tampoco sabrás si terminará en algo bueno o malo.

El segundo consejo decía: "Los ángeles y los demonios fueron hechos para la humanidad y sus almas, cuidar de ellas y castigarles cuando es necesario. Pero los ángeles y demonios, como tú y tú hermano, no fueron hecho para la humanidad, esos seres tan llenos de sentimientos negativos que cometen los actos más atroces justificándose usando el nombre de tu abuelo, de Lucifer, o de cualquier otro dios."

Dos padres, uno al que conocía poco y nada, otro que conoció y amo por educarla solo, sin una madre y un hermano que quería mucho pero no conocía en profundidad. Definitivamente no tenía por qué volver o ir a ningún sitio. Y una humana era una buena idea. Aunque más que eso ella sabía que fingir ser una humana era mejor. No ser ella porque después de todo ¿A quién no se le ha dado por no querer ser uno mismo?

Elizabeth y Antoniana siguieron caminando hasta la entrada del pueblo donde la humana se detuvo y tomo un poco de lodo y lo restregó en algunos lugares del cuerpo de Antoniana, despeino su cabello, la rasguño un poco, rompió su vestido le pidió que fingiera haber sido atacada y que ella la encontró en el bosque.

Al entrar en el pueblo Elizabeth gritó en búsqueda de ayuda, alegando haber encontrado a una joven en mal estado. Antoniana siguió a la humana y le dijo a los demás que un grupo de hombres atacaron a su familia y ella escapo de milagro, que al correr cayó por un barranco y que la mujer la hallo inconsciente. 

La protectora de los seres de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora