Trente quatre

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Colegio Hogwarts, Reino Unido.

2023


Las ligeras zapatillas negras de la chica resonaban en los enormes pasillos de aquel viejo edificio con cada paso que daba. El viento soplaba y chocaba contra los vitrales, ocasionando un silbido bastante lúgubre.
Un picor le esocio en la punta de la nariz, expandiéndose hasta el puente, y en un segundo, comenzó a estornudar repetidas veces, quedándose un poco aturdida.

-Será mejor que vayas a tu torre antes de que mueras por una neumonía... -dijo una voz ronca, que venía de detrás de una de las estatuas de aquel colegio. Ella frunció el ceño, y aunque sabía perfecto quién hablaba, no podía verlo todavía.

-No estoy enferma... -gruñó a la defensiva. -son solo alergias. -El chico se rio sin muchas ganas.

-Ya... -murmuró, luego ella vio como su sombra se hacia más grande, y finalmente pudo ver al rubio frente a ella.

Scorpius Malfoy se quitó su saco, perfectamente liso y con el escudo de la casa de Slytherin reluciendo a la altura del pecho, y se lo puso sobre los hombros a la chica quien lo miró con curiosidad.

-Pero igual te vas a resfriar, Rosie.

-No me llames Rosie, Malfoy. -el aludido volvió a sonreír.

-Potter te llama así. -rebatió, Rose rodó los ojos.

-James puede hacerlo... -Scorpius se rio.

-¿Cómo sabes que me refiero a James? -la pelirroja alzó una ceja, inconscientemente apretó el saco más entre sus brazos.

-Fácil, a Albus sí lo llamas por su nombre, y siempre te refieres a Lily como "Potter con pechos" -Ninguno de los dos pudo evitar una risa mal disimulada.

Cuando se quedaron de nuevo en silencio, la mirada de Rose viajó hacia la escalera, dónde antes había estado sentado el Slytherin.

-¿Que hacías aquí solo Malfoy? -inquirió alzando la nariz, luego lo miró con diversión -. Creí que las serpientes gozaban de regodearse por el colegio... -A pesar de que el chico notó cierto sarcasmo en su voz, decidió ignorlo.

-Si bueno... a veces necesito un momento a solas, Weasley.

-¿Tú? ¿El rey de las fiestas deseas estar solo? -tiró una carcajada. -Eso es nuevo... -un aire frio entró por las ventanas abiertas, volándole el cabello a la pelirroja y haciéndola estremecer.

-No me conoces tanto Weasley... -murmuró mientras le acomodaba el saco sobre los hombros. Ella no dijo nada, pues se había quedado unos segundos mirando el labio de él.

-¿Cómo es que tu padre permitió eso? -preguntó de pronto refiriéndose al arete color negro al rededor del labio inferior de Scorpius.

-Él no tiene idea... Me lo hizo una chica en Hosmade hace unos meses...

-¿La de la tienda de tatuajes? -él asintió. Rose alzó ambas cejas. -¿Quién lo diría eh? Todo un rebelde...

-Papá moriría si lo sabe, así que no lo digas... -advirtió apuntandola con el dedo.

-¡Oye! -exclamó -Podré ser irritante la mayoría del tiempo, pero sabes que no soy una soplona. -él sonrió mientras asentía, Rose lo imitó -¿Draco tampoco sabe lo de tu banda con Al? -Scorpius negó con la cabeza.

-Él ni siquiera sabe que toco la guitarra. El señor Potter me la obsequió cuando cumplí 15 y desde entonces está escondida en el armario de Albus.

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