Capitulo IV

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Oliver 19 años.

        Otra vez tendría que buscarla, no sería la primera vez que ella se alejaba de él,  sabía lo hacía por su bien aunque no lo viera de ese modo, si tan sólo ella lo dejara acercarse, seguramente podría arrancarle del corazón a ése vampiro. Lo odiaba.

Desde que la había conocido no había vuelto a nevar como esa noche, algo malo iba a pasar, lo presentía o quizás ya estaba pasando, quería apresurarse pero no le gustaba utilizar sus poderes de damphyre, se sentía sucio cada vez que los usaba, como un igual a esos seres que tanto aborrecía. Esa era la única razón por la cual no se aventuraba a la guerra  para luchar no serviría de nada utilizar su lado humano, lo acabarían en un instante, poco le importaba esa guerra, al contrario de ella que siempre estaba al tanto de las noticias, Elyse pensaba que su padre estaba con vida y a mí me gustaba mantener ésa esperanza en  su alma.

No entendía como Elyse  se me metía en tantos problemas, cuando la conoció estaba impregnada de olor a vampiro, ese era el olor que desasía la nieve, lo cual no era una buena señal.

No tenía idea de donde podría estar, eso lo preocupaba más que nada, tendría que utilizar sus habilidades de Damphyre si quería encontrarla con vida, la amaba más que a nada en el mundo, inclusive más que a mi propia madre. ¿Cómo pdía quererla si lo detestaba por ser igual a su padre, en ocasiones lo comparaba con él, logrando así provocarlo y terminando en una discusión con ella donde Elyse siempre tomaba parte, para calmarle y pedirle a su madre que dejara de llorar, con el argumento de que yo solamente había dicho esas palabras por enojo, cuando en realidad si las sentía.

Quería escapar de Villa Imperial con ella en mis brazos, construir una casa en los bosques en la que pudiéramos vivir solos y sin miedo a ser devorados por los vampiros, en donde nadie nos molestara y en el que pudiera acostarme con ella y amarla hasta el cansancio, quería apretujarla contra mi pecho desnudo y sentir su cálida piel  acariciando la mía, ésa era la vida que quería para ella. 

Oliver recorrió la ladera inclinada con pasos firmes y rápidos, en la primavera estaba cubierta por hermosas flores y arboles llenos de frutos pero ahora, estaba llena de esa nieve manchada que lo atormentaba, su pasado era aún más turbio que el de Elyse pero podía soportarlo, tenía que hacerlo sino mantenía los pedazos unidos no habría nadie para ella.   

Estaba ansioso por hallarla, no podía soportar el hecho de que estuviera en la oscuridad con un vampiro acechando pero sobre todo no podría soportar otra perdida. Le llego a la mente el recuerdo de su pequeña hermana capturada por vampiros, cuando sólo tenía cinco años, ésa noche había dejado la puerta principal abierta, un error que no volvería a cometer, ella sufrió esa noche a causa de los vampiros que se alimentaron de su sangre, por suerte no le dieron la muerte y logré salvarla. Fue como haber perdido una parte de ella, nunca más pude volver a abrasarla o amarla como se debe amar a la familia. Elyse era  lo única que tenía y no dejaría que un mugriento vampiro me la arrebatara. 

Diminutos copos de nieve ensuciaban su abrigo, el cielo estaba cubiertos por densas nubes y sus  botas se adheridas a la nieve cada vez que daba un paso. No quedaba de otra, los ojos  de Oliver se tornaron rojizos pudo sentir el cambio, su fuerza aumento y la tormenta dejo de ser un obstáculo para él, parecía que caminaba en un campo totalmente despejado, debía apresurarme si quería encontrar a Elyse con vida.

Oliver recordó por un momento la primera vez que había besado esos pequeños labios, era apenas un niño no sabía nada del amor, ni quería saberlo pero cuando la vio, no pude evitar sentir un gran vacío en su corazón solo pudiendo ser siendo  por sus labios, por un beso. A veces imaginaba lo feliz que sería el día que ella decidiera corresponderme  y entregarse para siempre. 

La luz de la luna iluminó sus ojos causando que se detuviera, era muy sensible a cualquier tipo de iluminación cuando usaba  sus poderes, hasta la luz  de una vela podía cegarlo por unos instante, eso en cualquier combate definirían  su vida, no tenía más remedio que esperar a que sus ojos se acostumbraran, era una de las desventajas de ser un damphyre, una maldición que cargaría por el resto de su vida. Después de un rato de esperar su visión se adaptado pudiendo continuar sin ningún problema.   

Oliver percibió su olor después de una hora de caminata, cerca del laberinto, al parecer cerca de su centro centro, algo le decía que debía estar allí. Corrió con sus poderes por todo el espeso laberinto, gritaba su nombre, nadie respondía, el miedo comenzó a apoderar se él por un instante su corazón se detuvo y sólo volvió a sonar cuando la encontró. La divisó a lo lejos., podía sentir la furia en su cuerpo, estaba confrontando al vampiro, se había vuelto loca, no poseía ningún poder y el vampiro la haría trizas,. Oliver jamás permitirá que algo así llegara a pasar.

-Elyse, detenté--le ordenó desde la lejanía--. Pero no lo escucho, sólo avanzó hacía al vampiro, era como si esperara un respuesta o algo de esa criatura espantosa.

Su cuerpo se tensó cuando  note como el vampiro se aproximaba a ella, no podía permitir que le hiciera a Elyse lo mismo que a su hermana, no se lo perdonaría.

Utilizo sus poderes de rapidez y ataco, ahora lo contralaba  la bestia  de su interior pero al menos salvaría a su amada.

  

Memorias EfímerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora