He estado frente al espectáculo de la mortalidad contemplando el vaivén de los sentimientos que, de a poco, comienzan a florecer nuevamente en este muerto corazón.
Estuve tanto tiempo en la oscuridad del aplanamiento que creí ya jamás despertar. No lo veía necesario, además. ¿Por qué querría regresar a la vida después de tantas decepciones, traiciones y sufrimiento?
Me creí tanto tiempo a salvo del latir del corazón y de los deseos del alma que me sentí capaz de todo, incluyendo el volver a los lugares donde alguna vez caminé con el espíritu quebrado.
¿Quién se imaginaría que un corazón muerto podría volver a sentir calor? De haber sabido que eso era posible, me hubiese quedado en la seguridad de mi guarida.
Grata sorpresa la que reavivó mi ser. Tu mirada sigue irradiando esperanzadora luz celestial. Tus labios, fuente de tan dulces palabras y risas, aún estremecen hasta la última fibra de mi cuerpo. ¡Y sabiendo cuánto sufrí, todavía te atreves a mirarme, a tocarme, a hacerme sentir vivo!
Maldita la hora en que salí de mi sepulcro.
Bendito el momento en que te volví a encontrar.
¿Has escuchado aquella canción que se contradice en una especie de bucle al exclamar que "le odia y que le ama" y termina con la conclusión de que "odia amarle"?
Odio que me hayas regresado a la vida.
Amo que sigas siendo dueña de mi corazón.
Odio tanto el descubrir que todavía te amo... y que amándote a través de la paradoja de ser feliz con la felicidad que encuentres en alguien más.
¿Es eso amor verdadero?
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Escritos Dominicales
RandomRecopilación de escritos de mi autoría publicados los domingos en el periódico Noticias (Querétaro, México)