Locura

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El chico de cabellos dorados se pasaba el tiempo detrás de las personas, sobre todo de las enamoradas, cuando estaba feliz. Se volvía invisible y caminaba tan ligera y silenciosamente como podía, susurrando cosas al oído de su víctima en turno: le daba ideas de lo que podía hacer para sorprender a su pareja o a la persona en la que pensaba en ese momento y lograba convencerlos con facilidad; llevaba ideas locas a los faltos de inspiración o aburridos y se sentaba a observar los frutos de su intervención.

La mayoría de las personas le llamaban "inspiración" o "musa". Le gustaba ayudar a los hombres, regresarles un poco de la imaginación o creatividad que habían perdido junto con sus infancias. Decía que los humanos eran aburridos y necesitaban recordar un poco la gracia con la que Madre Naturaleza, Belleza, Amor y Sueño les habían bautizado. Aunque no todo era hermoso.

Cuando estaba de mal humor, dolido o sumamente triste, las murmuraciones causantes de ideas brillantes se convertían en alucinaciones o delirios que orillaban a los hombres a atentar los unos contra los otros. Sólo en esos momentos era llamado por su verdadero nombre: Locura. Afortunadamente, sólo duraba unos momentos.

Desgraciadamente, hace mucho que dejó de ser invisible. Pasó a transformarse en una sombra espesa y rastrera por las noches. Su belleza sigue intacta, pero ahora es una belleza que asusta. Atrae, hipnotiza... y, cuando uno está lo suficientemente cerca, atraviesa el corazón con una daga oscura y mortal al tiempo que juega con la mente, creando horrorosas imágenes, reflejo de su pérdida de cordura.

Locura le llaman. Y ya es raro verlo con una sonrisa en los labios y escuchar su dulce risa en el viento. El hombre lo ha encadenado a su mundo creyendo que así nunca perdería la inspiración. Pero lo han hecho presa de la soledad y el vacío, lejos de su mundo natal, convirtiéndolo en fuente de desgracia y terror.

¡Oh, querido Locura! Este mundo tan enfermo ha corrompido a un alma tan inestable e inocente como la tuya. Estabas mejor en el mundo de los dioses, jugando con el buen Amor y llevándole felicidad a Sueño y a Muerte.

Algún día, querido Locura, te dejarán regresar y volverás a ser un el travieso lleno de hermosura, fuente de inspiración grandiosa, como antes.

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