cuando de las cenizas salgan llamas, cuando las balas golpeen en un muro de odio, cuando el silencio sea gritos y ira, cuando el asfalto quede manchado de sangre, cuando la mentira sea incinerada, cuando las cadenas se conviertan en los únicos libertadores, cuando el miedo se haya ido, cuando el futuro sea una certeza, cuando la lucha sea masacrada por palabras vestidas de mediocridad y ropas caras que actúan bajo un poder temeroso, cuando sea erradicado todo engaño y seamos quienes nos mentimos para sobrevivir, abandonaremos cada una de las ilusiones que hemos construido.
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las campanas del silencio son las únicas que suenan para mí, los puños llenos de sangre y las paredes rojas asfixian todo lo que pretendía ser, pero, entonces, ¿por qué es que me ahogo en un infinito océano azul de oscuros y lúgubres tonalidades cuyo fondo cada día se vuelve más profundo? no importa cuánto camine, no importa cuánto intente escapar, estoy atrapada en todo aquello que dijeron que me iba a cuidar; no importa cuántas veces salga el sol, siempre va a ser igual.
las palabras ya no significan nada si estoy enredada y aplastada por telarañas y marañas de ideas y expectativas que se niegan a soltarme, ellas nacieron conmigo y conmigo morirán. es que quizás yo no pertenezco a este lugar, ni nunca lo haré. estas paredes, estas voces diarias que apuntan a mi cabeza, estos caminos que conozco de memoria, estos cielos vacíos, estos seres que frente a un espejo son iguales a mí pero que para mí lo único que reflejan es la ira que tengo hacia ellos, todo eso me define, y no lo hace a la vez; ese sentimiento de cercanía y desconocimiento me inunda, me ahoga, me sofoca.sólo anhelo despertar en una existencia paralela, quemar todo aquello que terminó incendiando mis tristes bosques de individuo perdido en la soledad. y no importa cuántas veces me digan que los cambios están por llegar, que la juventud siempre se ve perdida en sí misma, que mi alma va a llorar por el pasado algún día, que el hogar es donde el corazón está: sólo deseo desaparecer y no volver nunca jamás, no tengo un hogar más que mis ideas, me refugio en mi mente llena de una triste esperanza que se refleja en días que estallan en un odio que no puedo evitar, que hace temblar a mi cuerpo, en eso y en un intento de ser algo mejor y así poder huir que me lleva a noches que son días como días melancólicos.
temo decir que el perdón no es aquello que esté intrínsecamente sumido en mi ser, a veces olvido que los grises también se aplican a mí; no temo cambiar, no temo alejarme, no temo volver a empezar en otro lugar, temo estar atada a todo lo que me enseñaron que debía amar, pero que en realidad no representa más de lo cual deseo alejarme, de todo eso que quiero mantener lejano como un horizonte al que es imposible de llegar.
y es que a veces, cuando los días son eternos, cuando cada situación termina siendo una sátira a mis malditos ideales que rondan cual demonios haciéndome una esclava a ellos, me doy cuenta que quizás, soy yo quien está mal, porque no importa a cuántas divinidades plásticas o hipocresías enlatadas que sostienen sus espinas dorsales los demás mantengan en un altar de ídolos, son ellos quienes construyen sus vidas día a día y no mueren en el intento, mientras yo estoy acá, durmiendo bajo un río de corrientes heladas, estoy destruyendo cada pilar del que solía sostenerme, sé a dónde quiero ir pero siquiera existe un camino por el cual pueda llegar a ese lugar. de todas formas, eso tampoco parece importar, pues también parezco negarme al hecho de que debo esperar a que los relojes me llamen y digan que es tiempo de elegir un nuevo camino ya construido.
mis ojos están cansados, también mis sueños, a pesar de que detesto llamarlos de esa forma, suenan tan distantes, helados, utópicos.
vivo en la que yo misma, junto a todos, he convertido en escoria, una industria en la que ni siquiera se puede decir que fingimos amar lo que nos ha tocado ser o vivir. la voluntad de mi identidad está rayada con tinta oscura, resignada a los escrutinios de la cotidianidad, o más bien, arrodillada con una cuerda en su cuello ante ellos.
en realidad el hartazgo es lo que me lleva —o lo que encuentro entre mis razones— para observar todo lo que me rodea con frialdad.el caos y la estabilidad son lo que más adoro, también lo que más odio. soy la seguridad de saber que la paz nunca parece durar. soy la inseguridad de una racionalidad imposible de evitar que traspasa mi cráneo de lado a lado, al igual que una espada.
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Catarsis de lo infame
PoetryDe cuando la realidad se vuelve insoportable y las verdades tormentosas poseen al alma infame, perdida en las tristezas insípidas de una sociedad ahogada en sí misma. Portada por: @isnunchi