Feel Something

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La casa en la que se encontraba tenia pétalos de color lila y flores celeste pastel. Su madre parecía no reconocer a su esposo en el momento que cruzo la puerta, haciendo que este se arrodillara al piso a llorar pidiéndole que vuelva sin notar que su hija estaba mirándolos desde la escalera. Ella subió los escalones que quedaban y se dirigió a una de las habitaciones donde vio a su madre con otro hombre y un niño pequeño jugando alrededor de la cama, la habitación ya estaba limpia de pétalos pero al mirar de vuelta al pasillo vio un camino de flores lila dirigirse hasta el living de la casa. Los siguió y vio como su padre sostenía entre sus manos la cara de una mujer. La beso y se dio vuelta a ver a Beel que ya no era una niña sino que ya había crecido y podía verse como se había convertido en toda una señorita, pero su mirada no parecía contener ninguna emoción. 

-¿Quien es ella, mamá?- Le dijo una voz atrás de ella, al darse vuelta vio al niño de la habitación de arriba ya crecido mirándola fijo. La madre la quedo mirando con la misma expresión vacía que su padre.

Beel se despertó sentándose en su cama y dándose cuenta que estaba transpirada. Había sido una pesadilla. Una pesadilla que en algún momento fue verdad.

Toda esa ultima semana antes de la tercera ronda había intentado todo lo posible por solo concentrarse en el baile. Solamente en eso, no en Rocky, ni en Tae-yong, ni en el equipo. Solo la tercera ronda. Hubiese sido mucho más fácil si Rocky no aprovechaba cada movimiento para ahora también usar sus manos para darle un toque más personal a la coreografía. Beel tenia que intentar no mirarlo a los ojos cada vez que esto pasaba.

El equipo había intentado ya para este momento razonar con Rocky. Las practicas habían provocado ataques de tos en varias ocasiones y ya no había nadie en la empresa que no supiese de su condición. A pesar de todos los intentos de la empresa, el equipo y sus amigos, se había negado rotundamente a la operación al menos hasta que la competencia termine. Le daba tiempo pero eso significaba no reprimirse las ganas de toser o corría el riesgo de demostrar su condición en medio de la pista y que todo Aroha se entere de lo que le estaba pasando.

Llegado el día de la competencia, los dos bailaron usando cada célula de su cuerpo. Incluso cada parte de su alma y cada pedazo de su corazón. Ayudo a Rocky a que no entrara en un ataque de tos en medio de la presentación, pero más que nada hizo que Beel desconectara su cerebro de esa pesadilla recurrente que había estado teniendo toda esa ultima semana.

No fue sorpresa que quedaran entre los primeros 5. Tampoco fue sorpresa que automáticamente después de recibir la victoria, los dos se dirigieran al camerino. Lo que si fue sorpresa fue ver como Beel le correspondió el beso a Rocky en el momento que cruzaron la puerta y la cerraran con seguro.

Beel después le hecho la culpa al baile por haber dejado su cerebro desconectado por mucho tiempo, pero en el momento que él la subió a una mesa, ni siquiera se acordaba como había terminado en el camerino.

Para este momento, Rocky pensaba que tenia que intentar todo lo que pudiese antes de que Beel se echara para atrás otra vez. No contaba con que Beel lo atrajera cada vez más cerca de ella, hambrienta por probar cada parte de su cuerpo. El hecho de que los dos estuviesen sudados por la presentación solo les dio más impulso de saborear cada centímetro de su piel.

Rocky había comenzado a descubrir el sabor de su cuello cuando ella empezó a desprender su camisa dejando que sus manos por fin toquen lo que muchas veces solo había alcanzado a rozar. Podría sentir su corazón latiendo, podía ver un fino brillo en su pecho y podía escuchar cada gemido que el soltaba cuando ella empezó a acariciar su miembro por encima del pantalón.

Él empezó a desabrochar su vestido, el cual era increíblemente difícil de manejar en una situación así, termino por rasgarlo para poder tener acceso a su cuerpo. Una vez liberada de su vestido, Rocky empezó a explorar desde su cuello, hasta su torso. Mientras él empezaba a jugar con sus pechos, lamiéndolos y disfrutando como ella intentaba encontrar fricción, ella encontró la manera de liberarse de sus pantalones y también de su ropa interior pidiéndole que terminara con su sufrimiento. Él corrió la ropa interior de ella para un costado y entro con todas su fuerzas antes de que ella tuviera la oportunidad de arrepentirse.

El pequeño camerino se lleno de sus gemidos y el sonido que provocaban sus caderas cada vez que él salia y entraba de ella. Podía sentir como Beel dejaba las marcas de sus uñas en su espalda mientras él respiraba ya ronco contra su pecho e intentaba no perder el paso de sus embestidas.

Ella gimió fuerte al lado de su oído haciéndole saber que estaba a punto de acabar y termino de acelerar el paso, volviéndose torpe con cada uno de sus movimientos y haciéndole saber a ella con un gemido como había esperado ese momento mientras los dos se liberaban.

Tardaron un buen rato en encontrar de nuevo un ritmo normal al cual se pudiese respirar. Aun así ninguno de los dos se separo hasta que Rocky empezó a hablar.

-Beel, mírame a los ojos-

Ella lo miro cansada, esperando que le dijera que quería.

-Dime que no lo quieres. Dime que él no es nada. Dime que me quieres a mi-

La expresión de ella cambio radicalmente, haciendo que un dolor sordo apareciera en el pecho de Rocky.

-No pudo decirte nada de eso-

-¿Porque no?-

-Solo... no puedo-

-Solo... no quieres- Dijo Rocky separándose, buscando sus cosas, arreglándose la ropa como mejor pudo y dejándola sola en el camerino.

Last MinuteWhere stories live. Discover now