parte 2

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Talvez ellos no tenían razón.

Un día mientras jugaba con mi balón, dentro de la casa quebré un recuerdo de Miami de mi padre, mi madrastra al escuchar el estruendo de este quebrando llegó rápido.

- que sucedió aquí Iván?- pregunto angustiada.

- nada, fue un accidente- le contesté con miedo a que me regañara.

- tú estás bien? No te sucedió nada?, Un accidente le sucede a cualquiera- contesto ella mientras me revisaba.

-Si estoy bien- conteste sin más.

Tiempo después llegó mi padre, al principio no lo notó, hasta que él se dirigió a la sala de estar.

- Iván!- me llamó.

Al escucharlo llamarme supuse mi fin.

- si padre?- me dirigí a el, ya que no le agradaba la palabra papá, no demostraba el respeto debido.

- que pasó con mi recuerdo?- pregunto furioso.

- Y-yo- pero antes de terminar de hablar fui interrumpido.

- se me callo mientras limpiaba la mesa de noche- escuché decir a Samantha.

Que estaba sucediendo?, Porque ella estaba mintiendo?.

- ah está bien un accidente le pasa a cualquiera- contesto mi padre a Samantha.

Antes de dormir, Samantha llegó a mi habitación.

- te preguntarás porque te defendí?- pregunto ella mientras me acariciaba la mejilla.

-si- conteste desviando la mirada.

Ella río y me dijo - de niña solía hacer muchas travesuras dentro de mi casa, recuerdo lo tenebroso que era cuando me regañaban por alguna de ellas, así que decidí que si en algún momento tenía hijos, no iba a dejar que pasarán por lo mismo, pero encerio ahora te más cuidado al jugar con tu balón, está bien?.-

Me quedé sorprendido al escuchar ésto.

- está bien- contesté.

Ella sonrió y me depósito un beso en la mejia, y se dirigió a la salida de mi habitación, pero antes de que ella saliera le pregunté una cosa.

- aún al no ser tu hijo, me defendiste, porque?-

-esa es una respuesta para otro día, intenta dormir- dijo ella mientras cerraba la puerta.

Al siguiente día fui al patio a jugar con mi balón, ya que no quería causar otro desastre adentro.

-quieres que juegue contigo?- escuché la voz de Samantha.

- no, estoy bien solo- conteste, aún me negaba a aceptarla.

Pasado un rato...... Me sentí sólo así que la llamé, ella llegó al instante como si esperaba a ser llamada.

-esta bien, está será mi portería y aquella será la tuya- dijo ella mientras colocaba unas rocas para limitar el tamaño de la portería.

Empezó el partido, ella no era buena para jugar, pero se divertía como si de una niña se tratará.

En ese momento... La comencé a mirar un tanto diferente.

Mi madrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora