parte 3

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Las cosas entre ella y yo empezaron a mejorar, ella seguía tratándome con cariño, supongo que lo único que cambió fue mi forma de dirigirme a ella, la comencé a llamar por su segundo nombre, al parecer le gustaba más que Gabriela, ella solía decir que Gabriela sonaba muy de señora grande y que al ella solo tener 27 no era justo.

Cada que podíamos jugar a algo lo hacíamos, Samantha resultó ser muy buena para los vídeo juegos, recuerdo que no podía ganarle muy fácilmente.
Pero la vida no siempre es color de rosas.
Un 27 de julio nos enteramos que mi padre estaba enfermó, al inicio él dijo que no era nada grave y que no debía ir al médico, pero las cosas empeoraron y lo llevamos al hospital.

-algun familiar del señor Roberto- dijo el doctor mientras caminaba en la sala de espera del hospital.

-si aquí estamos- contesto Samantha alzando la mano.

El doctor se dirigió hacia nosotros, y pido hablar solo con Samantha.

Lo siguiente que supimos después es que mi padre fallecería en dos días, los doctores no dieron más información sobre lo que el tenía, solo dijeron que ya no se podía hacer nada más, o eso nos dijo Samantha.

..... Pasados los días mi padre falleció, no fue un funeral grande, solo llegó mi abuela y mi tío, ya que el solo tenía un hermano, nos dieron el pésame y se fueron, la familia de mi padre no se caracterizaba por ser una muy afectuosa o siquiera unida.

Cuando terminó el funeral fui a mí habitación, lo primero que pasó por mí mente fue el orfanato, ya que era muy probable que Samantha no me quisiera más tiempo cerca de ella, o esos eran mis pensamientos.

Mientras pensaba en eso escucho la puerta de mi habitación abrirse, era Samantha.

- Iván debemos hablar- dijo ella con tono muy serio.
Hasta aquí llegue decía repetidamente, mientras esperaba lo que ella iba a decirme.

- tú padre no te dejo nada en el testamento- prosiguió ella.
Definitivamente me va a echar de la casa, decía mi mente.

- de hecho solo está la casa a mi nombre, al parecer tenía más familia aparte de tí, y se los dejo todo a ellos, pero no debes preocuparte, yo me haré cargo de ti y de tu hermana- dijo ella mientras intentaba formular una sonrisa en su rostro, yo como niño tonto en ese entonces no me percate de nada, solo comencé a llorar y la abrace.

Era definitivo ella no era mala persona.

Mi madrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora