♣Mi pasado, Lisa.♟

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-Tenia diez años cuando conocí a mi primer amor, su nombre era Reimond. -lo ví aguantar una carcajada y lo golpee en la pierna. -No te rías mientras cuento mi historia parásito. -hizo una seña de ponerse un cierre y un candado, luego lo tiró por la ventana, rode los ojos. -El estaba pidiendo una pieza de pan con lágrimas en los ojos mientras gritaba con desenfreno que los necesitaba para darle de comer a sus hermanos, el dueño de la panadería le arrojó al piso una bolsa llena de bolillos duros y el los recogió con devoción incluso los que cayeron en el suelo.

>>Mi mamá se aferro a mi brazo como si intentará protegerme de aquel pobre niño, lo miraba con asco y con despreció, decidí soltarme y me acerque a el, tome mi pequeño monedero y le di un billete, ni siquiera me fije en la nominación.

Pasaron los días, mis padres desde que tengo memoria me obligaron a practicar trote, y a mi me encantaba, tenía a mi caballo preferido, Venecia, era magníficamente hermoso, su pelaje era totalmente negro, pero su melena era blanca.

Y corría como ningún otro.

Cada vez que discutía con mis padres iba a su establo y me quedaba a charlar con el largas horas.

Cuando cumplí dieciséis años mis padres solían mandar una limosina todos los días para recogerme en el colegio.

En el transcurso me gustaba mirar a toda la gente caminar e interactuar, yo quería tener ese tipo de libertad, quería tener amigos con los cuales desahogarme o pasarla bien, pero mis padres me los prohibían, decían que ellos debían escoger mis amistades, que eso era lo más seguro.

Pero vaya, que tan hijo de puta era el destino que, hizo que volviera a verlo.

Era ese niño, claro que en ese momento se habia hecho más grande y apenas pude reconocerlo, pero era el, sus rasgos seguían siendo los mismos.

-¿A qué se dedicaba? -preguntó mientras del cofre sacaba una bolsa de snacks y una botella de vino con dos copas.

¿Por qué carajos tenía eso ahí?

Me sirvió y lo acepte, por más extraño que me pareciera necesitaba algo de alcohol en mi sistema para contar está historia de la manera más relajada posible.

-El era empleados en un un lavado de autos. -metio uno de los snacks a su boca y el crujir de este me dió una extraña sensación de placer, me hacía recordar el sonido de los huesos al romperse. -No era gran cosa pero a mí me parecía honrado. -asintió atentó y le dió un gran trago a su copa, me pareció raro que de verdad estuviera escuchandome. -Desde entonces yo trataba de inventar ante mis padres que tenía que hacer tareas en casa de mis amigas para salir a verlo, claro que de lejos hasta que me descubrió. -sonreí para mí misma. -Ese día el me invitó un helado, fue como una cita improvisada el dijo que me recordaba y que estaba muy agradecido conmigo, no sabes lo bonito que sentí cuando... -levanto una ceja asombrado y caí en cuenta de la palabra que acababa de utilizar para describir mis emociones "bonito" no estaba en mi vocabulario, tosí incómoda y tomé un sorbo de mi vino para aclararme. -Fue muy bueno que el me haya reconocido, eso es lo que quise decir, deja de hacer gestos estupidos. -voltee mi cara molesta bebiendome el líquido de uno solo. -Si sigues así dejaré de contarte.

-Ya me calmo amor te juro que no voy a respirar. - me quito la copa para rellenarla nuevamente y lo miré con los ojos entrecerrados, me valió tres cuartas de mierda su apodo burlesco.

Para mí era parásito.

-Guarda silencio y no muevas la cara parásito. -cerro lo ojos y se recargo en el asiento mientras se llevaba otro snack lentamente a la boca. -Como sea ¿En que estaba? Ah sí. -di un suspiro y continué. -El y yo nos veíamos de vez en cuando a unas cuadras de mi colegio pero pensamos que sería muy peligroso si alguien llegaba a atraparnos así que cambiamos nuestros encuentros aún más lejos, recuerdo que solíamos sentarnos en una banca de madera cerca de la bahía y charlabamos por horas, era bastante liberador estar ahí, pero no solo era eso, para mí era como si todo desapareciera, y es que cuando el y yo platicábamos era como si nuestras clases sociales no importaran sabés, solo éramos nosotros dos y ya, dos personas que se sentían enamoradas y nada mas.

T R E B O LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora