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Fingon de verdad deseaba que el día acabara pronto, porque sólo quería salir de la escuela y pasar la tarde con su daddy. No hacía mucho que su madre le había escrito recriminándole por no volver, pero la verdad no quería ir ni de chiste. Lo único que hacía era criticar a su pareja, y tratar de convencerlo de buscar a alguien más. Además, su padre nunca trataba siquiera de ponerse de su lado —ni le interesaba lo que sucedía con su esposa e hijo.

Tampoco podía quejarse con amigos, porque los que tenía y que eran de su edad no tenían ni idea del estilo de vida que llevaba. Y al ser el menor del grupo de sus amigos de verdad, era el único que aún no terminaba la escuela.

Su teléfono vibró en una notificación.

¡Claro! El viernes

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¡Claro! El viernes. Como cada semana se juntarían todos los idiotas (como Mairon se refería al grupo) y se moría por ir. Al menos así no tenía que fingir ser una persona común y corriente, o quedarse encerrado en el apartamento.

-¡Fingon!-Naradis se acercó con una sonrisa y lo sacudió ligeramente-¿a que no adivinas quien vino a buscarte?

Él quiso golpear su cabeza contra el escritorio, haciendo una mueca de desagrado y evitando ver hacia la puerta.

-Dile que no estoy.

-Muy tarde-la chica sonrió, y tiró de él-vamos, ¿que tiene de malo? Raedon es lindo, muy apuesto, y está loco por ti.

-Naradis, no.

-¡Pero si a este paso te quedarás soltero para toda la vida!

Ja, si supiera.

-Pues prefiero eso.

La castaña lo obligó a levantarse y lo arrastró al pasillo, cerrando la puerta del salón detrás de él para dejarlo atrapado en el mismo espacio que el estúpido que tanto lo estaba molestando últimamente.

Ante la mirada embelesada que estaba recibiendo, se cruzó de brazos, mirándolo con cara de pocos amigos.

-¿Ahora que quieres?

Raedon sonrió tontamente.

-Me encanta que seas tan agresivo.

Fingon no tuvo reparos en mostrarle su dedo medio. Normalmente no era grosero en lo absoluto, y trataba de portarse bien para no tener problemas ni con la escuela ni con Nelyo, pero ese tipo lo sacaba de sus casillas.

-Solo una cita, es todo lo que pido-suplicó Raedon.

-Déjame pensarlo....-dijo sarcásticamente- ¿que tal si te vas al carajo?

-Nunca sabrás si puedo llegar a gustarte si no lo intentas.

-Obsérvame bien-Fingon señaló su cara-¿luzco como si estuviera buscando condenarme en una relación con algún adolescente sin cerebro? No, por supuesto que no. Lárgate.

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