3

305 17 9
                                    

-¡Ya te dije que no puedo ir!

-Fingon, estás acabando con mi paciencia, no puedes simplemente decir no.

El chico soltó un gruñido de exasperación y se detuvo en medio de la calle, apretando los puños. No sólo su madre había aparecido para llevárselo al salir de la escuela, también quería que se quedase en casa.

-¡Llevamos planeando esto toda la semana! Sabes que siempre nos reunimos, estás haciéndolo a propósito-acusó.

-Por favor, ¿que pintas tu ahí? ¿Acaso estás loco? Dices que son tus amigos pero todos son adultos mayores que tú.

-¿Y qué? Ya no soy un niño, tengo la libertad de hacer lo que me de la gana.

-Mientras vivas bajo mi techo, harás lo que yo diga, jovencito.

-¡Bien! ¡En ese caso sólo necesito irme!-sentenció sin dudar, apretando el agarre en la correa de su mochila.

Su madre iba a responder airada cuando el teléfono de Fingon sonó. Bastó una mirada para ver que era su daddy, aunque por seguridad el contacto en el teléfono era "Nelyo", dado que sus padres no sabían nada. Antes de que pudiera responder, ella se lo había arrebatado y colgó.

-Volveremos a casa ahora mismo, y te quedarás para la visita de tus tíos.-ordeno con voz dura.

Fingon dio media vuelta y empezó a caminar de regreso a la entrada del colegio, ignorando las llamadas de sus madre y resignándose a perder su celular por un tiempo. Tendría que bloquearlo desde su computadora, o si no ella podría encontrar una manera de entrar a sus cosas personales como la entrometida que era.

Se sentó en una de las bancas fuera del edificio, y se cruzó de brazos, malhumorado. No tenía mucho dinero, así que tendría que esperar el siguiente autobús, que sólo pasaba cada media hora, porque Nelyo estaba en el trabajo y no podía escribirle a Mairon, quien era la única otra persona a la que podía molestar con algo como eso.

-Fingon, ¿todavía estás aquí?

-Ahora no, Raedon, no estoy de humor para tus estupideces.

-Si perdiste el bus puedo llevarte a casa-ofreció.

-O espero media hora o me voy contigo... claramente espero media hora.

Ni siquiera tenía ganas de discutir en ese momento, así que espero que se fuera pero eso no pasó.

-No me da ningún problema llevarte-añadió.

-¡Dije que no!-le soltó bruscamente, sin importarle ser grosero.

De todos modos, las llaves del apartamento estaban precisamente en el llavero que colgaba de su celular, no tenía modo de entrar a menos que fuese primero con Nelyo al trabajo, y no quería molestarlo.

-Está bien, lo siento...

Fingon suspiró y se enderezó en la banca.

-Préstame tu teléfono-pidió más amablemente.

-Ah, si, claro.

El chico desbloqueó el aparato y se lo tendió. Marcó rápidamente el número de su novio, esperando no interrumpir nada.

-¿Diga?

-¿Nelyo? Soy yo.

-¿Pasó algo, bebé? Creí que ya estarías en casa.

-Mi madre apareció de la nada y se llevó mi celular-gruñó, cansado- no tengo mis llaves y perdí el autobús.

-Está bien, ¿puedes venir a la oficina?

Babyboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora