5

233 12 16
                                    

Fingon de verdad odiaba desperdiciar comida, pero se encontró demasiado abrumado para comer, así que simplemente movió la cena en su plato sin ganas con el tenedor.

-No vas a hacerme nada, ¿o si?-se encontró preguntando inevitablemente.

El mayor hizo una mueca.

-¿Que clase de persona crees que soy?-espetó, y luego su expresión se suavizó un poco- lo siento. No estoy acostumbrado a las relaciones sociales.

-No sé absolutamente nada sobre ti aparte del nombre.

-Tengo veinticuatro años, tengo dos hermanos menores, soy huérfano, estoy a cargo de la empresa de mi padre y me gusta mucho dormir. ¿Algo más?

El menor no pudo evitar esbozar una sonrisa. Realmente no parecía mala persona.

-¿Por qué me pediste una cita?

Nelyo —así dijo que podía llamarle— movió el contenido de su copa, apartando ligeramente la mirada.

-No pude evitar pensar que eras hermoso desde que te vi-respondió sinceramente- y quería proponerte algo, pero eso depende de ti.

Fingon se ruborizó. La gente normalmente no le decía cosas como esa.

-¿Que cosa?

-Como acabo de decir, estoy a cargo de una empresa multimillonaria y soy mucho más joven que socios o rivales... los últimos meses, algunos han empezado a sugerir "disimuladamente" citas con sus hijas o sobrinas-rodó los ojos, claramente desinteresado- y Mairon (lo conociste, es el rubio molesto), sugirió que consiguiera una pareja. Yo— digamos que tengo un gusto muy refinado para esta clase de cosas, y pensé que la solución más fácil sería fingir tener una cita, eso es hasta que te vi, claro está.

Parecía una situación clásica de una película romántica, y Fingon no debería sentirse así de bien al respecto, porque seamos sinceros: el hombre era una belleza.

-Suena interesante, pero soy menor de edad.

El mayor asintió.

-Mi propuesta es la siguiente; si me acompañas en público en alguna que otra fiesta y me haces un poco de compañía, puedo compensarlo pagando lo que sea que pidas. El dinero no es problema. O si quieres algo más, puedes decirme.

-Eh... ¿nada de sexo?-él definitivamente no estaba listo para eso.

-No voy a tener sexo con un niño de quince años-negó rotundamente.

Fingon apoyó los codos en la mesa, divertido.

-¿Entonces serás mi sugar daddy?

Nelyo se tensó ligeramente.

-Supongo que en el término, pero por favor no lo uses.

El menor asintió y se atrevió a comer al fin. Estaba delicioso, maldita sea.

-Bueno... nunca he tenido novio.

-Yo tampoco. Es decir, no en el sentido estricto de la palabra.

-Y mis padres no estarían felices.

-Nadie tiene que saberlo.

-¿Aún cuando me compres toda clase de cosas?-señaló.

-Puedes conservarlas en mi apartamento, hay más que suficiente espacio.

Ese hombre de verdad no se complicaba la vida en lo absoluto.

-Ok.

-¿Estas completamente seguro?

Babyboy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora