La luz del Sol de un nuevo apuntar del día me despierta, esto no es normal en mí, pero hoy estoy emocionado, mañana cumplo 17 años. En el momento en que cambiemos de día aparecerá mi primer nivel. Me levanto de la cama deprisa y corriendo y tomo una ducha de agua tibia. Después activo el panel del inventario (desde el menú) y elijo mi vestuario preferido. Se trata de unos pantalones de color negro, una camiseta de color rojo y encima una chaqueta de motorista de cuero negro. Para los pies decido ponerme unas deportivas también de color negro y para las manos unos guantes rojos con los dedos cortados. Bajo al piso inferior y entro en la moderna cocina, que contrasta con el estilo del resto de la casa. Allí encuentro a mi padre y a mi madre ya levantados y preparando el desayuno.
- ¡Vaya! - Exclama mi padre con su ronca voz. - Parece que hoy tenemos un madrugador en la familia. Marcos, ¿a qué se debe esta novedad?
- Ya lo sabes padre. - Respondo alegremente. - Faltan menos de veinticuatro horas para mi diecisiete cumpleaños. Tengo tantas ganas de adquirir mi primer nivel que no puedo estar tranquilo.
Mis padres cruzan una mirada de preocupación.
- ¿Pasa algo? - Interrogo a mis progenitores.
- No, no tranquilo Marcos. - Responde mi madre con su fina y agradable voz. – Simplemente todavía estamos demasiado adormilados, no tenemos tanta energía como tú.
No me convence del todo su respuesta, pero ¿quién soy yo para cuestionar a los adultos? Ellos tienen sus propios problemas, ajenos a mí, además, la energía fluye por mi cuerpo a puñados y no puedo perder el tiempo con problemas de adultos. Mi madre me sirve una tostada de pan con mermelada de cereza extendida por su superficie, mientras que mi padre me acerca un vaso de zumo de naranja, las dos cosas son mis favoritas. De momento está siendo un día redondo y poca cosa podría ofuscar mi ánimo. Mi madre todavía lleva su camisón color azul celeste, que contrasta muy bien con su morena cabellera, mientras que mi padre lleva puesto un batín y empieza a leer el diario muy concentrado. Todavía no me he acabado el desayuno cuando suena el característico sonido de que he recibido un mensaje a mi bandeja de correos. Activo con los dedos el menú otra vez, haciendo un ocho en el aire y viajo a la sección de correos. Es un mensaje de mi amiga Natalia en respuesta al que le he enviado hace escasos minutos, ha quedado conmigo en un cuarto de hora en el lugar de siempre.
- ¿Qué nuevas tienes? - Pregunta mi madre.
- Es Natalia, en quince minutos hemos quedado. -Respondo con naturalidad.
Mi madre sonríe enigmáticamente y se pone a comer una tostada con mermelada de violeta. Yo, por mi parte, recojo el plato y el vaso y los envío al inventario común de la familia (o baúl familiar). Después me despido de ellos y salgo a la calle. La plaza de estilo victoriano, a la cual da la entrada de mi casa, está toda nevada, como solo ser usual en estas fechas. Hace fresco, pero a mí no me importa, tengo todo un nuevo día por delante, demasiado largo para mi gusto, y echo a correr hacia la casa situada a mi izquierda. Gracias a mis parámetros de fuerza consigo llegar de un salto al tejado, pero debido a los mí, no tan altos, parámetros de destreza y agilidad casi caigo a tierra. Pero puedo estar contento, he mantenido el tipo y puedo correr con facilidad saltando de tejado en tejado como si fuera un gato, desmañado, pero como un gato, al fin y al cabo. Las tejas marrones de los edificios están cubiertas por nieve y dejo mis huellas mientras paso. Finalmente llego al tejado del ayuntamiento y desde allí veo a Natalia que se acerca corriendo y escala la pared con estilo, ella tiene elevados los parámetros de destreza y agilidad.
- Hola Marcos. -Me saluda alegremente con una voz que a mi parecer es encantadora.
- ¡Hola Natalia! - Saludo.
- Vaya, ya casi tienes diecisiete años, qué ganas tengo yo también de cumplirlos. - Ríe alegremente Natalia mientras despeina mis castaños cabellos. - Ya eres casi un adulto.
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OMNIAUM
Science FictionAlgunos jóvenes se han criado en un mundo virtual sin ser conscientes de que existe uno real al otro lado. Para ellos, tener parámetros de habilidades y subir de un salto a un edificio es algo tan normal como respirar. Estos jóvenes viven en un luga...