Capítulo 6 ~ Descubrimiento fallido.

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Actualmente.

-¿Tu... eres...? ¿Vas a decirme ya quién eres?- digo. Aunque esa voz se me hacía conocida, el alcohol ya había llegado a mi cerebro.
No pensaba con claridad y mis ideas y pensamientos pasaban como un relámpago.
—Si te diré quién soy, pero estás muy ebria.- dice y se ríe. Así que ahora te acompañaré a tu casa.

—No sin que me digas quien eres antes.- bufé.

—En estas condiciones, no recordarás quien soy mañana si te digo. Y tampoco entenderás la circunstancia ni mucho menos por qué te sigo.—dice seriamente.

Sin pensarlo tanto comencé a caminar, un silencio incómodo entre nosotros se apoderaba del momento, pero no le di tanta importancia.
Aunque estaba un poco nerviosa por no saber quien era, y que quizá debería cuidarme de él en vez de caminar a su lado, no estaba pensando mucho.

Por suerte llegué a mi casa en menos de lo que esperaba. Era un poco tarde, ya todos estaban durmiendo. Así que con dificultad subí las escaleras. Hubo ciertas ocasiones en las que me iba cayendo por fallar el escalón. Pero logré subir.

Me recosté en mi cama sin poder conmigo misma.

-Liaaaa...- dice una voz aparentemente de un niño.

Pude notar rápidamente que todo a mi alrededor estaba oscuro. Parecía... una ciudad sin luz, una ciudad oscura.

Comencé a caminar mientras escuchaba ruidos que me helaban la sangre, ruidos que hacían que mis nervios fallaran.

-Liaaaa, ven, aquí estoy- dice nuevamente una voz.

Yo no entendía que pasaba, pero esa voz me llamaba, y yo en vez de alejarme me acercaba. Pude notar por la luz de la luna, que no era una ciudad. Era un pueblo.

Pasé un rato caminando hasta que entro en un camino de tierra. Cuando volteo noto en un cártel que dice:
"Dark Town", que supongo era el nombre del lugar en el que me encontraba.

Justo en ese momento una suave brisa acarició mi mejilla, haciendo fluir mi cabello como las olas del mar.

Era una brisa fría, que traía olor a peligro.

Al poco tiempo de salir del pueblo comienzo a entrar a un bosque. Se escuchaban ruidos por todos lados.

-Lia, aquí estoy- dice nuevamente esa voz.
Pero en vez de escucharla a lo lejos... la escuché detrás de mí.

Justo en ese instante me detuve, atónita ante la situación.

-Voltea.- dice esa voz ahogándose en risas.

Me quedé en shock por un momento.

-Lia, lia, lia.- sonaban las voces en mi cabeza con eco atormentándome.

-Voltea, Lia- dice la voz.

Entre estas dos voces me estaba volviendo loca, quería explotar, gritar, no lo sé.

Decido voltear lentamente, cuando noto un pequeño parado justo en frente de mí. El chiquillo no parecía pasar de unos 7 años.

Así que mi corazón se arrugó.
Hasta que noté que el niño no tenía ojos, sólo tenía huecos vacíos. Así que me asusté mucho pero decidí mantener la calma... aunque por dentro moría de miedo.

-¿Qué haces aquí sólo, pequeño?- le pregunto.
-Siempre he estado sólo. Más allá de la oscuridad no hay nada, nada.- me dice.

-Precisamente por eso es que estoy aquí... contigo.- Dice el pequeño.

Un poco confundida ante lo que decía, decidí preguntarle.

—¿Y qué es lo que quieres de mi?

No todo es color rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora