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México
2 de noviembre, día de muertos, una gran celebración que se llevaba a cabo en México, y en algunos otros lugares que la adoptaron como suya, cada año se esta llevando acabo en ese momento, los niños corriendo vestidos como catrines o catrinas comiedo los dulces que se robaban de el altar de muertos de sus padres, señoras y señoritas haciendo diversos tipos de comida mientras arreglaban el altar de cada año, señores robando algo de comida de sus esposas y/o amigas y una pareja de países paseando por ahí mientras compraban los últimos detalles para su altar de muertos.
-asi que ¿si pongo una foto de mi padre el aparecerá solo ese día?- pregunto, en un perfecto español, el curioso alemán a su pareja
-sep- respondió simple y sencillo, como si fuera lo mas normal del mundo, que, o al menos para el, lo era; Alemania, por otro lado, estaba entrando en una crisis existencial ¿como demonios los muertos pueden volver por una noche al año? ¿podría ver a su padre y abuelo otra vez?.
-sigo sin creer que eso es posible- hablo incrédulo.
-pues lo es-dijo el mexicano viendo a algunas parejas en el parque por el que pasaban, admirando la belleza de este en estas fecha, bastante adornado, con papel picado, alguna calaveras por ahí y por allá y un altar a un fallecido.
-no lo creo, para empezar ¿como es eso siquiera posible?-simplemente no se lo explicaba.
-pues simplemente pasa, todos los años desde que recuerdo a sido así, desde azteca hasta ahora-le dijo simple, no le iba a mentir, no sabia del todo como funcionaba, pero estaba feliz de que pasara, después de todo podría ver a su madre otra vez; ambos subieron al auto estacionado a unas cuadras del mercado en el que estaban, por cierto bastante transcurrido, y subieron en el para ir a su ultimo destino.
Alemania sabia bien a donde iban, después de todo ya había ido unas cuantas veces ahí con su pareja, el resto del viaje iban en silencio solo con la música de Vicente Fernandes de fondo, todo estaba tranquilo y en paz, la, en cierto modo, estupida conversación de hace rato había quedado atrás siendo remplazadas por las respiraciones bastantes tranquilas de ambos contry's, mientras mas avanzaban las casa y edificios fueron dejados atrás y los arboles se hicieron presentes, inmensos y frondosos, bastante bellos a decir verdad, el cielo en un perfecto azul celeste con nubes esponjosas y de diferentes figuras, México estaba seguro de que había visto a un dragón tratando de comerse a el sol.
Después de haber manejado por una carretera por una hora aproximadamente llegaron a su destino, una vieja tumba bien cuidada con el nombre de
ImperioAzteca
-hey mamá- el latino se acerco un poco a la tumba de su madre y empezó a limpiarla con sumo cuidado mientras el alemán sacaba algunas cosas del auto en el que habían viajado -listo, es hora de armar la ofrenda- Alemania asintió y empezó a sacar algunas de las cosas que habían traído, flores de cempasuchil, un espejo, un baso, cal, unas cuantas velas, el penacho de la fallecida civilización, pulque, comida; Alemania decidió, no sin antes preguntar, poner una foto de su padre y su abuelo poniendo un poco de cerveza alemana y una de las pinturas de su padre donde salían el, su abuelo, nazi y su perro mascota, que en paz descanse, y la coloco al lado de la pintura de Azteca, Maya y Olmeca.