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JOEL 

 
 
 
 
El sábado por la noche, estaba tumbado en el sofá muerto del aburrimiento, hasta que noté mi móvil vibrar. Cuando vi que era demasiado insistente como para ser sólo un mensaje, lo cogí. Era la llamada de un número desconocido, pero contesté de todos modos.

-¿Sí?- dije curioso.

-¿Joel? Hace tiempo que no nos vemos. Soy Zabdiel- mi cara era un poema. ¿Por qué me estaba llamando el amigo de Chris y ligue de Erick?

-¿Cómo tienes mi número?– dije extrañado.

-Me lo ha dado Erick– eso tenía sentido, pensé con ironía. –Siento llamarte a estas horas, pero es sobre Chris– mi ceño se frunció al instante, y me incorporé en el sofá quedando sentado.

-¿Ha pasado algo?– dije preocupado.

-Bueno... Sí y no- ¿qué demonios significaba aquello? –Supongo que ya sabrás que hoy era el cumpleaños de Richard y que iban a celebrarlo. Me acaba de llamar diciendo que Richard no irá a casa, que al parecer el congreso duraba más tiempo de lo que había previsto. No es precisamente la primera vez que le hace algo así... Pero Chris no quiere verlo. ¿Quién no se entera de cuánto tiempo va a estar fuera? Por el amor de dios, tenía el boleto de ida y vuelta pagado– sonaba tan indignado y cabreado que estaba empezando a contagiarme su actitud.

-¿Por qué me has llamado a mí?– dije sin terminar de comprender. Si Chris le había llamado a Zabdiel se suponía que era a él a quien quería a su lado en aquellos momentos.

-Porque Chris habla mucho de ti. Cuando digo mucho, es MUCHO– recalcó la última palabra de manera exagerada. –Sé que se sentía mal por haberte dicho que no podía quedar contigo este sábado, y aunque no me lo haya dicho, sé que no se ha atrevido a llamarte a ti en vez de a mí precisamente por eso-

Asentí con la cabeza comprendiendo, aunque el otro no me viera. Di un largo suspiro, pensando en Chris en su apartamento, esperando por algo que no iba a ocurrir, y no tuve que pensarlo dos veces.

-Voy a su casa– dije levantándome y tomando mi chaqueta, cartera y llaves mientras mantenía todavía la llamada.

-Gracias, Joel, sabes cuanta ilusión le hacía celebrar el cumpleaños, lo lleva preparando desde hace meses– tragué saliva al recordar el día que entró en mi tienda buscando un regalo, que ahora seguía envuelto.

-Lo sé. Y gracias por llamarme Zabdiel, te debo una– el otro rió un poco, y nos despedimos.

Pedí un taxi, pues de noche no solía haber mucho transporte público, y sólo tuve que esperar unos minutos hasta que apareció.

En muy poco tiempo, estaba frente al portal de Chris. Justo salían dos señores, así que pude entrar sin llamar al timbre, y subí en ascensor hasta su piso. Me planté frente a la puerta, y respirando una vez para calmarme, toqué el timbre particular de la puerta.

Unos segundos después, alguien la abría de forma cautelosa. Cuando me vio, quedó petrificado en el sitio mirándome con incredulidad.

-Hola Chris, siento no ser quien esperabas– dije con una pequeña sonrisa de disculpa.

No hubo más palabras antes de que se lanzara contra mi cuerpo, abrazándome de la cintura y enterrando su rostro en mi pecho. Lo abracé reteniéndolo allí, y repartiendo alguna caricia por su cabellera y espalda.

Estuvimos un rato así, sin decir nada, hasta que se apartó lentamente de mí.

-Vamos dentro– dijo con la voz algo ronca.

Nuestro Lazo || Virgato || TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora