La sensación de nerviosismo que inundaba mi mente poco a poco fue cediendo lugar a una pesadez trémula en la medida que las sacudidas que me brindaba Sol me hacían atravesar el universo hasta posarme en un lugar seguro, a su lado.
—¡Thai, Thai! —repetía asustada—, despiértate de una vez.
—¿Eh? —dije sin comprender.
—Ya despiértate, que estabas teniendo una pesadilla y gimoteabas como cachorro asustado ¡Dios que susto!
Miro la oscuridad a mi alrededor y me acomodo en la cama para terminar de asimilarme dentro de mi habitación. Había estado soñando. La oigo preguntarme con una increíble velocidad cosas que no termino de comprender hasta que la lucidez me alcanza y por fin puedo captar.
—¿Ya estás bien? ¿Qué soñaste? Tuve miedo que fueras a vomitar o algo parecido, me despertó una sacudida tuya —agrega con voz entrecortada—, mira nada mas como tiemblas.
—Yo... ¡sí!, soñé con vos.
Ella suspiró, diría que el alma le volvió al cuerpo.
—Eso no hace que me sienta mejor —murmura un poco mas calmada— ¿qué podías estas soñando conmigo que te puso así?
—No era nada de eso que tu cabecita loca pueda estar imaginando, boluda, era algo... —Pero no pude continuar. No recordaba lo que estaba soñando—. Sólo sé que te ibas, y sentí que el mundo se me hacía nada.
—¿Irme? ¡Como para dónde pues! Hasta que termine mis estudios no me pienso volver a Colombia, por si eso te preocupa.
—No, no te ibas de viaje; te ibas.
Ella me observó con ternura, comprendiendo la situación, acarició mi rostro y susurró hundiendo sus labios en mi hombro.
—No tengas miedo de perderme, tonto, que estoy justo donde quiero estar y ese lugar es aquí, a tu lado.
Prendí la lámpara de al lado de la cama, me senté en el lugar y permanecí en silencio por unos segundos. Ella siguió mis movimientos expectante, pero cuando notó que lo mío no iba a ningún lado, me cuestionó con la voz acaramelada.
—Mi Cielo, ¿qué te pasa? sospecho que hay algo que no me estás diciendo.
No le respondí. Sol no tardó en agregar.
—Si quieres, puedes conversar conmigo; igual si no quieres hacerlo, entiendo y lo mejor será que volvamos a dormir porque hoy fue un día estresante, y mañana puede ser igual.
—Sobre mañana —liberé al fin—, hay algo que te quiero decir. No es algo que tenga decidido, pero después de hablar hoy con mis viejos creo que llegó el momento de dar cara al asunto: tengo que conocer a mi padre.
Ella no reaccionó con palabras, pero como un pentagrama fácil de leer para mi, sólo agrandó sus hermosos ojos tanto como el marco de su rostro se lo permitió, desvió la mirada cautelosa y luego asintió para disimular el nerviosismo.
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La Clave de Sol
RomanceEl sol es la estrella más grande y brillante de la vía láctea, la solitaria incomprendida. Como estrella en ascenso, Tahiel aprendió que el resplandor de la fama acaba con tu talento y alma; la música que antes le trajo tanta vida, ahora, ingrata le...