「 A night, a fag, a kiss 」

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Nota: Oneshot escrito para sentirme mejor respecto a como he estado torturando a Johnny en un rol y haciendo miserable su vida amorosa de todas formas posibles. E ignorar ese final donde me lo matan, donde yo quería que se case y viva feliz con sus caballitos.

Pareja: Kakyoin x Johnny (Jotaro is dead, no teníamos Gyro (?))

Palabras: 2030

Rating: Para todos.

•••

Ya llevan compartiendo esa misma habitación al menos un año y Kakyoin aún no sabe como es que Johnny puede desaparecer sin dejar rastro a las tres de la madrugada, considerando que él tiene todavía que hacer un esfuerzo para levantarse y subir a su silla de ruedas.

El americano es discreto, demasiado en algún punto preocupante, pero debe admitirlo, hay algo perturbadora mente interesante en su enorme silencio y su forma de escabullirse en la noche.

Es de sueño ligero, Kakyoin se despierta como por arte de magia cuando escucha una pareja ebria pasando por su puerta y conversando ruidosamente en italiano, algo que solo puede captar la ciudad de Nápoles y algo sobre una pizza.

Así que cuando abre los ojos, lo primero que ve después de frotarselos con molestia, es el punto vacío de la cama de Johnny. Entonces un suspiro cansado escapa de su boca mientras se levanta.

Está en pijama, pero no es que realmente le moleste. Duda mucho que alguien vaya a verlo y le vaya a importar. Aún así, toma una chaqueta de plumas y luego otra más pequeña con un montón de parches de estrellas.

Sospechaba que el rubio ni siquiera se había molestado en vestirse apropiadamente y habia subido en pijama. Que, por experiencia propia, sabía que sin importar la estación, siempre dormía en ropa interior y una camisa más larga que la lista de cosas que había roto en lo que iba del año.

Aclaración: Era una lista muy, muy, larga. Demasiado para el gusto de Kakyoin y su billetera.

Cuando recupera el hilo de sus pensamientos, el pelirrojo se encuentra subiendo las escaleras hacia la azotea, el sitio que, según había descubierto, era el lugar favorito de Johnny para perderse luego de una semana o día estresante.

Confirmó su teoría cuando lo vió sentado en la cornisa, sus piernas sobresaliendo de entre las barras metálicas y colgando en el vacío. Estaba allí, cigarrillo en la mano, encendida la punta y el humo que sale de forma perezosa y se pierde en la noche.

—¿No podías traerte una casaca? —Pregunta, acercándose y saludandolo con sus dedos revolviendo su cabello.

Por más enredado que este, aún así se siente suave entre sus dedos, al parecer el tratamiento que Rohan lo había obligado a tomar siento la cosa más efectiva para controlar sus suaves rizos de oro, que brillaban en plata con la escasa luz nocturna.

—Mhmm...

Johnny lo mira, recargando su rostro sobre una de las barras de esa baranda, el frío metal apretando su suave mejilla. Y por más adorable que se viese, se las arreglaba para verse cansado, con las ojeras enormes y el cigarrillo colgando de entre sus labios. No puede evitar notar como sus ojos reflejan las estrellas, no desde ese ángulo.

El idiota de las arregla para sonreirle, sus labios curvándose en una sonrisa, con restos del labial que se había quitado antes de dormir. Se quita el cigarro de la boca, exhalando una nube de amargo humo hacia otro lado antes de hablar.

—¿Para qué? —Pregunta, casi, casi, en broma. —Si puedes traerla tú.

A veces Johnny es tan irritante como un impertinente cachorro de perro, siempre sonando tan sarcástico y serio. Queda muy bien con su forma de vestir.

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