El templo y sus guardianes

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El camino era oscuro, iluminado solo por la luna llena, una luna de sangre, de desgracia

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El camino era oscuro, iluminado solo por la luna llena, una luna de sangre, de desgracia. Rayos y centellas surcaban el cielo, dividiendo el mismo entre grietas de destellos plateados.

En medio del caos; arrastrando sus pies entre barro y arcilla, el escritor intentaba llegar a la cúspide del pico más alto del Reino Naranja, donde los ancianos contaban se encontraba el templo de las almas perdidas. Pero el recinto en si no importaba, más allá de todos los mitos y las leyendas, el dramaturgo sabía que el verdadero tesoro no estaba en la instalación, sino en la sapiencia de sus guardianes, los demonios Oni: Aka y Aoi.

Según había llegado a sus oídos, la joven Aoi era la última princesa sobreviviente de un antiguo clan de Onis residentes al norte de Japón. Sus familiares, poseedores del increíble don de la palabra y la clarividencia fueron brutalmente cazados para servir a los viles propósitos de la humanidad, prefiriendo la muerte por su propia mano a una existencia de miseria y esclavitud que contradijera sus propios preceptos. Sin embargo, dos de ellos lograron evadir al destino, o tal vez, ya estaba escrito que lograran salvarse en primer lugar. Sea cual fuera la causa, el comandante de la legión del norte, Aka, había llegado a tiempo para salvar a la joven demonio, escapando juntos y refugiándose desde tiempos remotos en un rincón apartado de los seres corruptos que les persiguieron y maniataron en primer lugar.

Ahora, como almas perdidas, deambulaban en un templo aislado, alejados de la vista de todos, y aún así dispuestos a ofrecer lo único que tenían, su consejo y sabiduría.

¿Podrá el escritor escalar la montaña más elevada y encargar a los demonios con el exterminio de sus propios fantasmas?

—Bienaventurado seas, viajero. La busqueda ha dado frutos —escuchó el joven novelista a la voz que salía desde algún rincon de la nada, maerializando frente a si, a su vez, una enorme estructura de estilo oriental—. Finalmente has llegado al recinto final, el templo de las almas perdidas.

 Finalmente has llegado al recinto final, el templo de las almas perdidas

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Criticas: El templo de las Almas PerdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora