Sed de sangre
Esta historia empieza en los años de la Santa Inquisición, en la ciudad de México se cuenta que se había mudado a dicha ciudad una extraña familia, demasiado misteriosa los padres y un joven quien sufría de una extraña enfermedad que no se podía exponer mucho tiempo al sol, solo se le veía al atardecer o por la noche, eso se rumoraba, pero la llegada de esa peculiar familia no era nada sorprendente ya que por aquel tiempo la ciudad de México era reconocida por su espléndido clima muy agradable y templado, que es tan rica para realizar negocios de comercios.
Por el tiempo que esa familia había llegado, comenzó a encontrarse cadáveres de pequeños animales como perros y gatos, nada fuera de lo común hasta que el número de estos empezó a aumentar, al pasar los días por los vecinos no habían queja alguna ya que se evitaban algunas enfermedades o plagas que pudieran tener, hasta que empezaron aparecer cadáveres de jóvenes o niñas que salían de noche, donde se percataron que los muertos se les había drenado toda la sangre, no tardo en correrse la voz que había un vampiro en la ciudad, se inició un toque de queda, para que nadie se le permitía salir por la noche, a pesar de eso las muertes siguieron, de mujeres borrachas, las que se dedicarán a la vida galante apareciendo en las casas.
Muchos se apresuraron en acusar a la familia misteriosa, esparcido el rumor llegando a la Santa Inquisición, una noche se formó una turba quien llegaron a la casa de aquella familia los sacaron a rastras siendo juzgados, nadie presentaba pruebas, los padres fueron quemados delante del joven, quien el no tenía la culpa de sufrir esa enfermedad quien estaba maldito de vagar hasta encontrar a una mujer pura que lo quisiera por sus sentimientos no por la belleza que presentara, sus padres habían hecho un pactó de sangre con el demonio para que curara a la señora, pero el diablo muy astuto no se quedaría sin recibir algo en cambio.
Le interpuso esa gran condena, hasta ese momento que la encontrará la maldición de volverse un vampiro, ya que si esa persona , que tuviera buenos sentimientos, no tuviera ningún pecado ni en su cuerpo ni en su alma, el sería un hombre libre, este joven había escapado de sus verdugos, refugiándose en un convento entrando en el cuarto de una joven que estaba dormida quien él al verla se enamoró de tal belleza todo de ella reflejaba pureza, él se acercó le tocó el rostro eso hizo que la joven asustada se levantara aterrada.
-Por favor no te asustes, solo necesito que me ayudes.
-¿Que hace aquí?, váyase de aquí, este es mi cuarto, respete este lugar o lo acusare.
- Deténgase por favor – suplicó - ayúdeme me quieren matar, acaban de quemar a mis padres frente a mi.
- ¡Oh por Dios!, ¿por que lo quieren matar?, debe defenderse.
La joven se persigno al escuchar tal confesión, saco su rosario que tenía debajo de la almohada y se puso a rezar aquel joven le llamó la atención tal hecho ya que en vez de gritar por ayuda la joven se puso a rezar, él la cuestionó.
- Disculpa pero, ¿Que haces?.
- Estoy rezando por las almas de tus padres, y que a los que los mataron los perdone Dios, nadie se merece tal castigo, nadie debe hacer justicia por sus propias manos, solo Dios es el único que puede juzgarnos.
El joven la vio y su mirada se volvió roja se pudo detrás de ella, al tocarla le dio choque eléctrico que el sintió pero ella no, ella estaba sumida en su oración no se percató lo que él estaba haciendo, en el pensamiento del joven se decía a si mismo.
<Es ella, es la mujer que me liberará de esta maldición, como me podré acercarme sin asustarla, ella debe amarme sin tener miedo y entregarse a mi>
El joven se hinco a un lado de ella, como no sabía orar, no sabía que hacer la joven le causó gracia dejó de orar y se voltio frente a él, le tomó las manos.