Intruso

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Bueno, ésto está inspirado en un cómic que vi ésta mañana.

...

La alarma sonó a las 5 de la mañana, bajó a la cocina con los ojos casi cerrados y ahí estaba su gata, esperando a que ella le diera algo, mirándola con esos ojos engañosos y maullando como si no hubiera comido en meses.

—Aún no es hora —sentenció en cuanto la vio. —Sabes que primero tengo que preparar las cosas para llevar al trabajo y que si llego tarde no tendré con qué alimentarnos.

Pero la gata sólo se frotó contra su pierna y siguió expectante.

—Deberías ser más considerada conmigo, trabajo mucho para darte las comodidades que te mereces y tú sólo me tratas como quieres... — Decía la joven rubia mientras preparaba su lonche y la gata de hermoso pelaje se limitaba a maullar como si en verdad estuvieran teniendo una conversación.

Cuando terminó tomó una ducha y se vistió para ir al trabajo, pero antes de irse le dejó la ración adecuada de alimento y agua a su gata.

Esa era la rutina de todas las mañanas desde que había terminado la universidad.

Al llegar a la oficina todo transcurría con normalidad hasta que comenzó a sentir fatiga ocular y fiebre un poco más tarde.

—Ve al médico y guarda reposo.

—Pero me falta poco para terminar la propuesta para...

—Lo sé pero no servirá de nada si te pones peor, debe ser un resfriado,  mejor ve a descansar y si te sientes mejor puedes volver mañana —dijo su jefa.

Suspiró resignada y obedeció (a medias)

Pasó a una farmacia y compró lo que creyó que pudiera servir y se fue a su casa convenciendose a sí misma que iría al médico si se sentía peor.

Entró a su casa y rápidamente se puso alerta al escuchar el sonido de la televisión en el piso de arriba. Sacó su gas pimienta y subió con cautela.

Su corazón latía tan rápido y estaba tan asustada que por aquél momento se había olvidado de la fiebre.

Abrió la puerta de su habitación y casi se desmaya al ver a aquella muchacha sobre su cama.

La chica dio un sobresalto y apagó al instante el televisor.

Peridot por su parte parecía letal con su gas pimienta apuntando hacia ella.

—¿Quién eres y cómo entraste a mi casa? —la miró de pies a cabeza—. ¿y por qué demonios no llevas nada puesto?

La chica miró hacia los lados y salió corriendo de la cama, la empujó y salió por la puerta.

Peridot se levantó y trató de seguirla pero no logró verla por ningún lado.

Cogió su teléfono y estuvo apunto de llamar a la policía cuando encontró el collar de su gata. Se olvidó de llamar a la policía y comenzó a buscar al felino.

Buscó por todas partes e incluso salió a la calle.

Regresó al interior y ésta vez comenzó a llamarla haciendo sonidos con su plato de comida.

Se tumbó en el sofá con el collar en sus manos y esperó...

...

Al abrir sus ojos pudo notar que estaba en su habitación y su gata estaba durmiendo sobre su pecho como de costumbre.

Sonrió al verla y acarició su cabeza haciendo que también despertara.

—Te estuve buscando... Qué bueno que estás aquí.

Después se tocó la frente y notó que su fiebre había aumentado pero no tenía fuerzas para salir de la cama así que sólo siguió durmiendo.

De pronto sintió algo frío y húmedo sobre su frente, abrió los ojos y la vio. Nuevamente aquella chica estaba en su habitación.

—¿Quien eres? —preguntó asustada y ella le mostró su muñeca.

Peridot frunció el ceño al ver el collar de su mascota.

—¡No sé cómo le hiciste para entrar a mi casa pero por favor vete! —estaba asustada y no sabía qué hacer.

La joven por su parte no pronunció ningúna palabra y eso obligó a la rubia a salir de la cama, no obstante, la joven la empujó de los hombros hacia la cama y le robó un beso largo y forzado.

Al separarse, Peridot estaba completamente pálida y la chica la miró mientras soltaba un suspiro, se aclaró la garganta y por fin dijo algo.

—Soy Lapis... Tu gato.

This is right? [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora