Tormenta se apoyaba en mi regazo mientras Sombra se movía inquieta, sabían que algo no iba bien en aquel viaje.
--¿Por qué no has matado a los putos animales?-- se me hizo un nudo en la garganta al oír las palabras del gigante al que solo había conseguido ver de espaldas.
--Me gustan los perros.-- no sabía cuánto fiarme del cariño que le podía tener a las mascotas alguien que había asesinado a mi compañero de clase, decidí confiar en él un intervalo entre cero y menos infinito.--¿Y qué vas a hacer con la dueña?-- claramente estaban hablando de mí, pero me faltó valor para meterme en la conversación.
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El negocio familiar
Non-FictionAmy es una adolescente, inconforme con el estilo de vida de su familia, que odia lo que está estudiando y sus únicas amistades reales son con sus mascotas. En este momento tan complicado de su vida, descubre que la empresa de homeopatía de su tío e...