Capítulo 5: Al descubierto

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Nota de la autora: He vuelto ¡en forma de chapa! No os alarmeís, que hay contenido nuevo, viene junto con un pequeño cambio. No me gustaba del todo la estructura y terminé fusionando los capítulos 4 y 5. También hay pequeños retoques nuevos aquí y allá. Este sería la continuación del 6. El nuevo contenido está detrás de los 3 ...

Gracias por leer hasta aquí y por favor comentad todo lo que queráis. Son más que agradecidos.


...

Lina gruñó por lo bajinis, envuelta en su capa. Tenía una piedra en el culo y otra un poco más arriba en la espalda. Se movió un poco más, para ponerse cómoda, pero sólo consiguió clavarse tres guijarros más. A fin de cuentas, eso era el maldito bosque y ¡estaba todo lleno de piedras!

Estaban a pocos metros de Tinass, a la orilla del camino, con los búhos y grillos como único servicio de habitaciones.

A su izquierda Gourry resopló. No sonaba como una aspiradora y eso significaba que seguía despierto.

-Hey, ¿tu tienes alguna idea de lo que está pasando?

Él se giró para mirarla.

-Sólo sé que, por algún motivo, te odian.

-¿¡A mi?! ¿Y si es contigo con el que tienen un problema? ¿Eh? - pero era una idea tan absurda que ni esperó la contestación de su compañero. - Qué más da. ¿Era eso en lo que pensabas?

Gourry no contestó.

-Vaaamos - dijo ella, alargando la palabra.

-¿Uhm? - fue la única respuesta.

Ella se incorporó para mirarle y se llevó la mano a la cabeza.

-Puedo oírte pensar desde aquí - sonrió - Vamos, pregúntame sea lo que sea.

-Es que...

Lina aguardó, paciente.

-Bueno - él se rascó la cabeza - ¿tan malo sería que formalizaramos esto?

Ni un Giga Slave le habría golpeado tan fuerte. Se quedó con la boca abierta, y sin saber muy bien qué sonidos emitir.

-Esto... - dijo cuando recuperó el habla - Creía que estaba claro.

Él asintió, y su gesto se perdió en la oscuridad.

-Creo que ya tenemos suficientes problemas, ¿tú no? Mazokus que quieren nuestra cabeza, pueblos enteros que nos persiguen... - ella buscó su mano y la apretó, con delicadeza.- Además, nuestras peleas por el último trozo de carne ya son épicas. Imagina si metieramos líos románticos de por medio.

Gourry no tuvo que hacer mucho esfuerzo. El mal genio de su compañera era de proporciones épicas. Había destruido barcos y tripulaciones porque habían osado llamarla "pecho plano"; también barrido armadas, pueblos, tabernas. Estaba convencido que sus discusiones romanticas destruirían reinos.

Él le devolvió el apretón de manos. Y su tono se volvió triste al hablar.

-Ya, pero no es sólo eso, ¿cierto?

Ahora fue ella la que guardó silencio, también la que se encogió un poquito en su capa de viaje. Volvieron las mareas de recuerdos, las oscuras imágenes. Recordaba fragmentos de aquella marea negra que se había llevado a su amigo, de los días que pasó sin él... también como había tenido que elegir entre Gourry y el mundo, y cómo el mundo había salido perdiendo.

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