Capítulo 6: Hora de aventura

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El jefe vió, impotente, como una mano enana lo sacaba de la tierra y cómo la dueña de aquella mano le gritaba:

-Que hables.

-M-Me llamó John, mi señora - temblaba entre palabra y palabra- y nací en...

-Ya, ya... vamos al grano - dijo la señora enfadada.- ¿Quién os ha contratado?

-¿Cont-contratado? Nadie, señora.

Aunque le dolía en el alma, Lina decidió seguir ignorando el apelativo "señora", pues John le valía más vivo que muerto.

-Entonces qué coño es esto ¿eh? - señaló con la mano a lo que quedaba del bosque y los bandidos - ¿un botellón?

John tembló un poco al repasar con la vista el escenario. El estado del bosque ahora era lamentable. El olor a césped y carne quemada se extendía entre los árboles derribados y la tierra rota. Más que un botellón parecía una barbacoa ida de madre o un campo de pruebas nucleares.

-¿Por qué nos habéis atacado? - continuó Lina.

Las palabras hicieron volver a la realidad al bandido.

-Oh, entiendalo, señora ¡Teníamos que detener su avance! ¡lo hicimos por el bien del pueblo! ¡Para salvarlo!

Lina soltó un poco el agarre y John se escurrió cual agua entre las manos. Tenía tanto miedo que no podía mantenerse en pie. Aún así, continuó hablando.

-¡Teníamos que impedir que llegara a Sandria! Dicen que está maldita, que toda ciudad que pisa se vuelve cenizas y mis hermanos, ¡oh, mis hijos! ¡Tenga compasión señora! - ahora fue él el que señaló el bosque - no quiero que esto les pase a mis hijos.

¿Sandria? Eso estaba en su dirección, si, pero a días de camino, en Saillune.

Gourry, que seguía en la escena durante la charla ladrón - señora, se puso a asentir en ese momento.

-Hum, hum - murmuró - Tiene sentido.

Lina le lanzó una mirada cargada de fuego del infierno y él se echó atrás de forma instintiva.

-Es que... Lina, en algunos lugares no tienes buena fama ¿sabes? - Se detuvo y llevó la mano a la barbilla - A ver, a ver...¿Cómo era eso que te llamaban? ¿Enemiga de todo aquello que muere?

"Enemiga de todo lo que vive", lo corrigió mentalmente. Después volvió su atención a Jhon.

-¿Pensasteis que iba a Sandria? - la chica se cruzó de brazos - ¿Por qué? ¿Qué hay en Sandria?

-Nada. Nada, mi señora.

La ceja de Lina se levantó como respuesta.

-Le estoy diciendo la verdad, señora. No tenemos nada de valor. Sólo oímos que Lina la maldita, la Dra-mata, pasaría por nuestro pueblo y lo arrasaría todo.

"Dra-mata", otra vez ese apodito. Lina se crujió los nudillos y su aura pareció ensancharse y volverse oscura.

-¡AH, ¿SÍ?! ¿Quien dijo eso?

Recordemos que una Lina enfadada no es una Lina paciente. Esta lo que hizo fue volver a tomar a John por la camisa y zarandearlo a fin de que escupiera las palabras antes.

-Ahhhh - sonaba como una cancioncilla con el movimiento - A mi me lo dijo mi primo Anastasio, que lo oyó en la pescadería. Nnooo sé quien lo extendió. ¡Lo juro!

-Eii, Lina. Ya está bien - intervino Gourry - Pobre hombre si lo sigues agitando le vas a colocar mal los órganos.

Una vocecilla, mareada y aterrida, añadió un "agíteme si quiere, pero no me mate". Después se oyó muy gráficamente como alguien echaba el desayuno.

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