Capitulo V

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Al decir esto me tenía increíblemente anonadada, confirme mis pensamientos; realmente este chico era el ideal de cualquier chica enamoradiza. Era sencillo confiar en él. Sentía que nos conocíamos desde mucho tiempo atrás, nos divertíamos sin límites, era sumamente agradable estar con él.

Pasaron los meses y cada vez pasaba más tiempo junto a Jace. Era un viernes en la tarde y Jace había propuesto una cita doble junto a Josy y un amigo de suyo, del cual no teníamos idea de su existencia. Josy y yo estábamos en mi habitación arreglandonos para estar cómo mínimo presentables cuando los chicos llegaran por nosotras.

—¿Cuál se vería mejor?— pregunté sosteniendo en las manos dos vestidos

Uno era azul oscuro sin tirantes con un escote en corazón; el otro era de un rojo llamativo y brillante, con un solo tirante y un pequeño cinturón negro.

—El azul te hará ver formal y decente. En cambio el rojo te hará ver confiada pero a la vez sensual.— respondió mi amiga, esbozando una sonrisa

—¿Tu crees?—

—¡Claro!— exclamó —¡Ahora pásame ese vestido azul!— dijo tomando el vestido de mi mano y corriendo al baño para probarselo

Me enfundé el vestido y, aunque con mucho trabajo, logre subir el zipper; conecte la plancha y mientras esperaba a que se calentara Josy salio del baño luciendo el vestido azul que me había arrebatado minutos atrás. Le quedaba como anillo al debo.

—¿Qué tal?— preguntó dando una vuelta y sonriendo de oreja a oreja

—Divina.— respondí y le hice una seña para que se acercara —Ven aquí, te voy a peinar.—

Decidió que quería qué le planchara el cabello, se lo había teñido negro azulado días antes y quería lucirlo. Cuando termine le pedí desconectara la plancha para no quemar algo cuando la no estuviéramos utilizando; a maquille y le presté un juego de joyería dorado para que se lo mostrará, tomó unos tacones dorados brillantes de una caja de zapatos que ella misma había dejado en mi cama cuando había llegado y se los calzó.

Guarde la plancha y me dedique a buscar un cepillo, amarre mi cabello en una coleta alta y me dirigí al armario, rebusque en las cajas de zapatos unos tacones negros que  me había comprado mi madre hacia unos meses.

Le pedí a Josy me maquillara. Estuvimos aproximadamente una hora arreglandónos, por fin estuvimos listas a las 8:00 pm en punto, la hora acordada para que pasaran por nosotras. Escuchamos el timbre sonar en la planta baja, respiramos hondo y esperamos unos cuántos segundos que nos parecieron eternos.

—¡Cariño!— el grito de mi madre se escuchó por las escaleras —¡¿Pueden bajar ya?!—

—¡Ya vamos!— grité en respuesta, abrí la puerta y tome la mano de Josy, quién no se animaba a salir de mi habitación; le asegure qué se veía hermosa y nos encaminamos al recibidor

Cuando llegamos al primer piso nos acercamos a la estancia, donde mi madre conversaba animadamente con los chicos, saludamos y recibimos uno que otro comentario acerca de nuestra apariencia. Tomamos los bolsos que estaban en el perchero y nos despedimos de mi madre.

—Señorita, ¿me permitiría su brazo?— preguntó el amigo de Jace dirigiéndose a Josy

—Por supuesto, caballero— siguió su juego ella, enrredando su brazo junto al de él

—Te vez preciosa.— susurro Jace en mi oído

—¿Te parece?— pregunté, susurrándole también, con las mejillas encendidas

—Solo qué... Te falta algo.— dijo, buscando algo en su saco

Vestía un pantalón de negro, camisa blanca con los dos primeros botones sueltos, saco negro y unas zapatillas negras. Me puse nerviosa, ¿qué me podía faltar?, ya nada entraría en ese vestido, eso era seguro.

—¿Estas seguro?— me mire, buscando algún error o detalle extraño —No sé qué podría ser.—

—Esto.— abrió una larga cajita de tercio pelo azul, mostrándome un hermoso collar plateado con pequeños corazones de piedras negras

—Es... Es precioso...— lo miré asombrada, ¡esa miniatura debía valer una fortuna!; me dí la vuelta, dandole la espalda para que pudiera colocarlo

—Nada es más hermoso qué tú, Am.— murmuró nuevamente demasiado cerca de mi oído

Me giré para verlo y nuestros rostros quedaron a centimetros de distancia —Gracias.—

—¡Hey, par de tortólos!— gritaron a nuestra espalda —¿Van a venir o no?—

—Ya vamos, Lucas.— respondió Jace con una sonrisa burlona

Lucas y Josy iban al frente, Jace y yo íbamos en la parte trasera; el auto era del padre de Lucas,  según nos dijeron. Ellos solían manejar motos, solo qué por esa ocasión Lucas lo pidió prestado a su progenitor.

Nos llevaron a un restaurante a cenar, nos divertimos muchísimo. Al terminar, los chicos nos vendaron los ojos y nos hicieron bajar del auto con ellos guiándonos; cuando nos dijeron que ya podíamos quitarnos las vendas, nuestros ojos se abrieron como platos y no podíamos cerrar la boca por la sorpresa y la emoción.

Me enamoré de un vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora