Cumpleaños

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Me estiré en la cama, retozando mientras a través del cristal el sol golpeaba mi rostro. Había leído hasta tarde y en aquel momento lo último que pensaba era en levantarme. Por desgracia, olvide echar las cortinas y ahora el sol potente del verano me daba directamente en la cara.

Me incorporé despacio en la cama, tallando mis ojos con las manos en un intento de quitarme esas legañas que no me dejaban ver bien. Me levante de la cama y agarre el libro que había leído esa noche "Amanecer" y lo deje en la estantería junto al resto de la saga.

Debo reconocer que es mi favorito, aunque "crepúsculo" me encanto, pero si debo elegir uno "Amanecer" fue increíble. No solo porque por fin ocurrió lo que todas las fans deseábamos sino que, ademas, tiene una escenas increíbles.

Sí, soy una gran fan de la saga, fueron los libros que me introdujeron en la lectura y siempre que podía me los volvía a releer. 

Me acerque al calendario para tachar el día de hoy y entonces lo vi con claridad. Hoy era 19 de Agosto mi cumpleaños, hoy cumpliría los 17. Sonreí de la emoción. 

Ni siquiera sabía que hora era pero aun así me metí en la ducha  y me vestí con un conjunto veraniego perfecto para la ocasión.

La casa estaba silenciosa así que supuse o bien habían salido, o bien mis padres seguían durmiendo. Me acerque a su habitación y abrí la puerta despacio. No había nadie.

Se habían ido.


Deje una nota, avisando de mi salida. Iba a ir a casa de mi mejor amiga, Olivia. Olivia tenía mi edad, su pelo es oscuro y su piel dorada, bronceada por el sol. Sus ojos son avellana y tiene una risa contagiosa.

Ella y yo eramos como la noche y el día. Mi cabello es rojizo, mi piel blanca y tengo los ojos claros. Mi piel esta cubierta de pecas, por culpa del sol mayormente. Vivimos en un sitio demasiado soleado y mi piel no ayuda a que pueda salir a la calle sin echarme 1 litro de protección solar. Es más sencillo que acabe roja como una gamba antes de que tenga un moreno como el de Olivia. Quizá por eso la envidio tanto.

Pero no me quejo, me gusta. Si hay algo que adoro es mi cabello. Las pecas no tanto, pero podía vivir con ello.

Por fin llegue a casa de Olivia, llamé y su madre me abrió. Sin necesidad de palabras entre en casa.

-¡Felicidades, Lisbeth! -Jane me abrazo con cariño y respondí al gesto. 

-Gracias -dije con una sonrisa- ¿Olivia sigue vistiéndose?

-Sí, esta arriba en su habitación. 

-Iré a meter presión. 

La mujer rió, subí silenciosa hasta la habitación y en cuanto llegué abrí de golpe la puerta. 

-¡Vamos!

Olivia soltó un grito, pero luego empezó a reír a carcajadas. Ella estaba sobre la cama poniéndose un pantalón y por el suelo había ropa esparcida, descartes de algo que no le terminaba de convencer.

-Dios, que susto, idiota. 

-Vamos, que hoy hay mucho que hacer.

-Ya voy... -dijo terminando de abrocharse las sandalias. - ¿Como voy?

-Preciosa, como siempre. ¿Podemos salir ya? 

-Qué pelota eres. Sí, ya nos vamos. -dijo rodando los ojos.

Me encantaba ir de compras, a veces hasta solo con mirar era feliz. Olivia y yo estuvimos recorriendo tiendas, probándonos ropa y riendo, sobre todo por que generalmente elegíamos ropa horrible solo por pasar el rato o demasiado provocativa.

El universo irreal - CrepúsculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora