La siguiente semana fue tranquila casi aburridas si hablamos de las clases, como contenido de una materia. Pero si quitábamos eso, habían sido entretenidas.
Alice seguía insistiendo todos los días para que me sentara con ellos en la cafetería y seguía negándome amablemente. Edward solía aprovechar las clases de biología para hacer un 3 grado (también conocido como un interrogatorio), algunas cosas eran fáciles de contestar como cual era mi libro favorito, pero otras más complejas, como donde estaban mis padres, o por qué llevaba siempre aquel colgante. Incluso me pregunto que que flores me gustan. Esa pregunta me descolocó. Nunca me habían regalado flores, ni siquiera había regalado a alguien flores. No sabía sus nombres ni tenía una favorita. Solo sabía que era un abeto (por qué era el árbol de navidad) y como son los helechos. Y obviamente las rosas, por las películas románticas.
Algunas de sus preguntas me hicieron pensar sobre mí misma de una forma que nunca me había parado a pensar.
Sabía que no poder leer mi mente, unido a la poca información que le daba de mí, lo frustraba mucho. Era divertido, eso tenía que reconocerlo, pero no había otra opción. Él no era para mí. No quería hablar demasiado, no quería su atención, pero a la vez no iba a negar que me encantaba cuando me miraba de aquella forma.
En cuanto al colgante... no había información útil en Internet. Comenzaba a pensar que nunca averiguaría nada concluyente. Aún así no iba a rendirme, seguiría buscando, solo... esperaba y deseaba que Esme encontrase más información. Aún no me había llamado y no sabía la razón.
(...)
Aquel día se presentaba como uno más en lo que venía siendo la semana. Estaba en la cafetería, sirviéndome comida de la barra, aunque estaba perdida en mi mente. Grave error por mí parte, el instituto era ahora un campo de guerra.
-Hola Lisbeth -su presencia me sobresalto, aunque no pareció importarle. Era silenciosa.
Pensé que me habría acostumbrado, dado que llevaba una semana insistiendo, apareciéndose como si se teletransportara a mi lado, dándome unos sustos de muerte. Pero no, seguía sobresaltándome, casi como si fuera un castigo por no sentarme con ella.
-Hola Alice -dije con una sonrisa- no me voy a sentar en vuestra mesa. -dije rápido.
Al fondo Rosalie se reía.
-No, esta vez quería saber si te gustaría venir de compras con Rosalie y conmigo. -dijo con fingida inocencia.
La miré entrecerrando los ojos. ¿Porque parecía tan sospechoso? Alice siguió hablando de las cosas que tenía planeadas para la salida. Compras, comida, libros... la verdad. Alice sabía como convencerme.
La idea de ir de compras con una vampira ya no me parecía tan mala.
-Vale, esta bien. -dije sonriendo.- Si dejas de acecharme por el instituto.
Alice sonrió mostrando todos sus dientes y dio pequeños saltitos de alegría.
-Genial. Me paso por casa de Charlie para recogerte.
Edward en su mesa, se encontraba sorprendido, esperaba una negativa como la de toda la semana. Pero la insistencia de Alice era agotadora y salir de compras era muy distinto a que nos vieran públicamente juntos.
-Me parece bien. -dije asintiendo.
Alice volvió a su mesa y la seguí con la mira hasta encontrar unos ojos totalmente hipnóticos. Edward me miraba de una manera que no supe entender, pero decidí ignorar.

ESTÁS LEYENDO
El universo irreal - Crepúsculo
FanfikceLisbeth es una joven normal y corriente o al menos así se ve ella. Le encanta leer y es una gran fan de Crepúsculo. Sin embargo, el día de su cumpleaños algo sale mal. Un accidente y un espejo, es todo cuanto recuerda al despertar. ¿Esta en "Crepús...