Edward

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Abrí los ojos y me sentí como en una nube, siempre que no me moviese mucho. Estaba en la cama, entre las mantas y con una sonrisa de estúpida en la cara. Me levante con cuidado y fui a ducharme. Fue incomodo por el pie, toda una experiencia ya que no podía mojar la escayola. Ducharse con el pie levantado no era fácil.

Recordaba ver a Edward en mi habitación, mi mente no era tan maravillosa como para crear una alucinación así. Lo único que podía ser es que Edward en realidad si estuvo en mi habitación como el acosador que es.

Genial. Ahora me daba vergüenza. Se supone que al tomar aquellas pastillas todo debía ser como un sueño, pero sabía que no lo era. ¿Como debía actuar? ¿Fingir? ¿Evitarlo?

Suspire. Nada iba a ser tan sencillo.

Me había levantado temprano, ya que conociéndome tardaría como mil años en llegar al instituto y más con las muletas. Iba despacio pero segura.

-Buenos días -dijo Charlie.-Has madrugado mucho hoy.

-Tengo que ir al instituto -dije encogiéndome de hombros.

-Puedo llevarte si quieres.

Mientras hacía el desayuno me quedé pensando. Podía ir en coche, pero es que tenía que acostumbrarme a usar las muletas o si no siempre iría a paso de tortuga.

-No, prefiero andar. Ya que he madrugado sigo con mi plan, pero mañana no te libras. -dije señalándolo con el dedo.

Charlie asintió con una sonrisa. 

Desayunamos tranquilamente, mientras le hablaba sobre el instituto. Sobre Mike, Angela, Jessica... incluso los Cullen. 

-Por cierto, ¿qué sabes de Bella? -pregunte curiosa

Charlie me miró y suspiró. 

-Me dijo que estaba bien, y que si todo iba bien nos veríamos pronto. 

-Cuanto misterio -dije sonriendo, aunque sabía que significaba aquello.

Entonces Bella se estaba planteando venir a Forks. Aún no sabía cuando llegaría, pero cuando lo hiciese todo cambiaría. Se supone que debía mantener la distancia, los Cullen no lo ponen fácil y cuando venga Bella todo será un caos. Si buscáis "problemas" en la enciclopedia sale la cara de Bella. No he visto a nadie con menos suerte en su vida. O buena suerte, ya que al parecer le salió todo bien al final, pero vamos. Tenía que olvidarme de Edward. 

Agarré la mochila y la colgué en mi espalda y tomé las muletas al abrir la puerta.

-Me voy papa. Buena suerte en el trabajo, nos vemos esta tarde. -en cuanto termine de hablar me di cuenta que lo había llamado papá. 

Lo miré esperando alguna reacción por su parte. Él solo sonrió. Aunque no lo dijese su expresión lo decía todo. Le había gustado que le llamará papá. Lance un beso al aire y salí. 

Hacía frío como siempre. Me movía despacio, las muletas aunque parecía sencillo era un horror para andar. Mucho esfuerzo para pocos pasos. 

Había silencio, un silencio tranquilo que fue roto por el sonido de un coche.

Giré el rostro, encontrándome con el volvo plateado de Edward. Este se había inclinado en el asiento del copiloto para mirarme a través de la ventanilla, la cual estaba bajada.

-Sube. Te llevó al instituto. 

-No gracias. -dije con una sonrisa- Me gusta andar, es bueno para la salud ¿sabes?

-No era una pregunta -dijo alzando una ceja.

-Lo sé, simplemente te estoy ignorando. -añadí

Escuche resoplar a Edward, avanzó el coche un poco y lo paró. Supe antes de verlo que se iba a bajar del coche. Mierda.

El universo irreal - CrepúsculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora