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- ¿Qué haces aquí? - le pregunté algo irritada.

- ¿En el mundo o en Australia? - bromeó.

Le eché una mirada asesina.

- Llegué ayer de Estados Unidos - respondió al ver que claramente yo no estaba para bromas.

Pero entonces reaccioné, ¿ayer? Ya habían pasado tres años, vaya.

Demasiado rápido pasa el tiempo.

- Ah - lo único que mi cerebro llegó a ordenarle a mi boca decir fue un soso y simple "ah".

Soy una estúpida.

Entonces noté como su mirada se posaba sobre la mía.

- Has cambiado - dijo algo que, bueno, era obvio, mientras ponía un mechón de mi pelirroja melena detrás de mi oreja.

- Toda la gente cambia, ¿por qué yo no? - contesté yo.

- Y ¿Por qué lo hiciste? - preguntó, parecía que de verdad le importaba.
Pero yo sabía que no, que cuando más lo necesitara se volvería a ir de mi lado y me dejaría sola, evitando cualquier contacto conmigo.

- ¿Acaso importa? - me descrucé de brazos mientras daba dos pasos alejándome de él y dando la vuelta, quedándose él de espaldas a la pared -. Toda la gente que de verdad me importa se va cuando más lo necesito o sin motivo alguno - gritaba exasperada mientras sonreía irónicamente -. Mi padre lo hizo - entonces mi tono de voz cambió totalmente a un simple susurro -. Tú lo hiciste - me crucé de brazos mientras decía aquellas tres palabras que había esperado TRES AÑOS para poder echarle en cara que me abandonó nada más había muerto mi padre.

Lo miré fijamente esperando una respuesta coherente por su parte, una excusa, aunque fuera de las menos creíbles, pero se quedó callado, ahí, de pie, estático, mirándome.

Negué con la cabeza para mi misma.

- Adiós Luke - dije en voz baja y solemne, dí media vuelta y volví al local.

Cuando entré en el local fui directa a la barra, oyendo los pasos de Greg detrás de mí.

Me apoyé en la barra.

- ¿Cómo ha ido? - preguntó Greg a mi lado.

- Como la mierda - respondí mientras por encima de toda la gente intentaba llamar al camarero -. A la mierda.

Me impulsé y salté la barra hasta estar al otro lado.

Me puse a buscar por todos los estantes una buena botella de alcohol con la que pillarme un buen pedo y olvidarme de esta noche que, de momento, no marchaba nada bien.

Divisé una botella en el estante de más arriba.

Todos empezaron a gritar, querían sus bebidas.

Y yo no tenía tiempo para poner bebidas, me tenía que emborrachar par olvidar al estúpido de Luke.

Pillé un taburete pequeño y me subí a el para coger la botella de vodka.

Bajé de un salto y le dí la botella a Greg y rápidamente cogí dos vasos y salté la barra de nuevo.

- ¿Para qué es esto? - preguntó Greg mientras me seguía con la botella entre sus manos.

- Necesito un abrazo o seis chupitos de vodka, y sabes perfectamente que prefiero el vodka - le contesté mientras me dirigía a un rincón del local donde había una mesa frente a un sofá negro.

Me senté en el acolchado sofá y puse los dos vasos en la mesa que había frente a mí.

Le cogí la botella a Greg y la abrí.

Llené los dos vasos y uno se lo dí a mi mejor amigo.

- Por el vodka que te ayuda a olvidarte de los problemas - sentencié yo alzando mi vaso.

- Supongo - respondió mi mejor amigo.

Chocamos nuestros vasos en un 'brindis' y tomé todo el contenido de mi vaso de un trago.

Y a partir de ahí todo se volvió borroso.

Crumbling > luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora