Capítulo 3.

15 4 0
                                    

Para: Crush
De: Alguien no escencial

Hoy aprendí muchas cosas nuevas en la escuela: aprendí a no dejar abierta la puerta del casillero porque alguien puede no verla y golpearse con ella, aprendí a mirar por donde camino, aprendí a escojer rápido donde sentarme y revisarlo antes; pero sobre todo aprendí a enamorarme por vez primera.

Iba a preguntar si te has enamorado alguna vez, pero es una pregunta muy tonta e ilógica. Porqué obviamente estás enamorado. ¿No es así?

Y me molesta, pero lo soporto.

Me digo: No, Ita, no es tuyo, nunca lo fué.

Y está bien. Porque al fin y al cabo es lo que sucede cuando te enamoras, recibes más decepciones que sonrisas, porque inevitablemente, esperas cosas buenas y el mundo no es una caja con muchas de ellas.

Me decepcionó saber sobre tu novia, aquella chica hermosa; ¡Pero claro! Las personas guapas están con personas guapas.

Cómo sea, comeré helado y kilos de chocolate mientras veo Titanic.
Y sí, voy a llorar porque me encanta y nunca lo voy a superar.

En fin, Crush. Aún no sé tu nombre, dice mi amiga, —y única, por cierto—, que tienes cara de llamarte: Hunter, Tyler, Simón, Jyson; ah, sí, también mencionó que lo más probable sea que te llames Toribio.

Hicimos una apuesta. ¡Ja!

Cuando veas a una chica casi rapada con el cabello en color verde; es mi amiga.

¿Sabes?

Estoy absoluta, obstinada y dolorosamente enamorada de tí.

Cuídate, le gustas a la loca con corte de humpa lumpa.

Adiós, Crush.

Por cierto: estás guapísimo, voy a soñar contigo. —Cosas, buenas; cosas, buenas—. Cómo un futuro juntos, ya sabes: bebés, casamiento, una casita, mascotas, trabajo juntos; lo normal.

Ahora sí, adiós Crush.

Para: CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora