Epílogo.

20 4 2
                                    

Miro al cielo, el azul parece estar más feliz que siempre. Desde que Mía murió, no había sonreído. Pensé nunca más hacerlo. Pensé que no podría sobrellevar la carga de una vida sin ella. Es mi mejor amiga. A veces creo que cumple lo que prometió, que me cuida desde donde está. Y que probablemente me ve y dice: Sigue así, cachorra, la vida está para eso; sonreír.

Me dejó un gran hueco, pero sé que puedo llenarlo poco a poco. Junto con las personas que me hacen feliz, con mi familia, con mis nuevos amigos, y conmigo misma. Últimamente las cosas han estado mejor, cómo por ejemplo:

Regina está embarazada, papá ganó la presidencia en su trabajo. Gané un reconocimiento por ser una de los mejores alumnos de la institución, tener un atractivo y muy hermoso novio.

Y, tener estabilidad se siente muy bien. Es así la felicidad.

Sentada en la banca mirando a la nada, sintiendo paz y sonriendo por el bello día. Los pájaros cantan, y el viento danza con hojas secas. Los niños ríen, personas corren.

Paz es lo que se respira.

Hasta que una sombra al lado mío, captó mi atención. Cuando descubrí quién era, el corazón se me quiso salir, al tiempo que el susto se hacía dueño de cada una de las partículas de mi cuerpo.

—Tengo las cartas. —Dijo mi crush, parado frente a mí.

Para: CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora