Amantes

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Llenaba mi boca de manera rápida, ya fuera porque tenía hambre o si era por que ella lo había hecho, encontraba cada bocado llevado a mi paladar, aun más delicioso que el anterior; ella reía mientras comía pausadamente...

—Es lo más delicioso que he probado — se sonrojo un poco y sus ojos color miel brillaron mientras me miraba fijamente, se levantó de su asiento, llegando justo a mi lado, con su dedo limpió la comisura de mi labio; yo mentía... — tú eres lo más delicioso que he probado... — el pequeño sonrojo invadió su rostro completo, tomé su cintura y la lleve a apoyarse en mis piernas, no nos besamos pero la intensidad de aquella cercanía quemaba tanto como sus besos mi piel... — dame tú número...

—Dame tú móvil — se levantó dejando el frío que quitaba el calor de su cuerpo, tomé el aparato de la mesa y se lo extendí, ella digitó y me lo regresó — toma... no me mires así, no hay nombres ¿recuerdas? , ponle lo que mejor te suene, solo no olvides que soy yo...

—Imposible... — su mirada me consumía, toda ella me encantaba, miré los números escritos en la pantalla — miel... eso pondré — ella soltó una carcajada delicada

— ¿miel? Por mis ojos ¿no? Bueno es...

—No solo tus ojos — interrumpí captando su atención — es a lo que sabe tu piel cuando eres mía — trague con un poco de dificultad el líquido acumulado por las palabras recién dichas, mi cara completamente roja; su pecho subía y bajaba agitado, igual como lo hacía el mío, me levanté del asiento ante su silencio, con mis dedos acaricie su hombro y besé despacio su mejilla... —iré a darme una ducha, ¿no quieres...?

—Idiota — soltó con una sonrisa mientras besaba mis labios —ve... yo limpiare esto...

.

Su toque era delicado, al tiempo que me hacía sentir el calor que fundía nuestros cuerpos en cada hora que encontrábamos para entregarnos, él me hacía sentir viva... deseada... ¿despedirme de sus caricias?... Imposible... pero no debía... no podía seguir con esta farsa; por más que la sintiera más real que mi propia vida...

El sonido de la ducha me sacó de la ensoñación en que me sumergían los suaves roces de sus labios, que podían quedar horas suspendidos en mi piel; ordenaba los platos que ocupamos, sonreí cuando note el suyo completamente vacío, inmediatamente mis ojos se nublaron... — eres lo más real que tengo... vecino — susurre mientras trataba de evitar que alguna lágrima corriera... me había enamorado de él... pero no podía... no debía...

Un sobresalto me dio el vibrador de su móvil sobre la mesa; al mirar parpadeaba el nombre de una mujer, lo ignoré, mas volvió a llamar...

—Te están llamando — hable a través de la puerta — contesta, debe ser algún compañero de la universidad

— ¿seguro no tienes problema? — no contestó y el móvil vibró en mis manos por tercera vez...

— ¿h-hola? — un silencio se posó del otro lado antes de que una voz femenina hablara — ¿no está Kazu? — El silencio está vez vino de mí... Kazu...

—Perdona, llámalo en unos minutos, está algo ocupado — bien, gracias... — cortó algo desconcertada... leí el nombre que aun parpadeaba de las llamadas perdidas... "Sugu"...

— ¿quién era? — dio un pequeño salto al hablarle, estiró su brazo entregándome el aparato

—Debe ser importante, llamó 3 veces... — leí el nombre y volví a mirarla...

—Llamaré después... — sus ojos estaban en el suelo — ¿qué ocurre? — la mueca en su boca me hizo reír, el mohín adornaba de manera dulce sus labios; por un momento parecía una niña pequeña; mas mordió su labio inferior, caminando los dos cortos pasos que nos separaban, envolvió sus manos en mi cuello, sin dejar de morder su boca, gesto que me hacía desearla como loco...

La Chica de al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora