. II .

448 26 6
                                    


Miré por la ventanilla del coche. A nuestro alrededor pasaban miles de niños, acompañados de sus padres, que se dirigían al colegio y otros tantos que ese primer día habían decidido coger la bicicleta o el monopatín. Los árboles parecían cernirse sobre el Ford Pinto que conducía mi madre. Me fijé en ella, en su mirada concentrada en la carretera, en como sus manos aferraban el volante y en sus pies pisando el acelerador. No quiere que llegue tarde. Pero por más que forzaba el motor, el escacharrado vehículo no podía ir más rápido. 

Al llegar al instituto vi a todo el mundo hablando en la puerta. ¿Qué podrá ser? Me despedí de mi madre y salí del coche. Algo parecía haber cambiado. Normalmente, al verme, todos empezaban a acercarse y lanzarme un repertorio muy amplio de insultos. Parecían competir por ver quien decía el más ingenioso. Pero esa mañana todos estaban atentos a un coche que venía acercándose por la calle contraria por la que se había ido el Ford Pinto de mi madre. De la multitud de la puerta se separó un grupo de chicas con pancartas, en una de ellas pude leer ''Te queremos Mike Wheeler''. Oh por Dios. Por un momento, en mi desconcierto por que nadie me hubiera insultado me había olvidado que ahora la estrella del momento venía conmigo al instituto. El coche se paró en la acera y un guardaespaldas bajó de este mientras yo caminaba hacia donde estaba sentada Max. Estaba miraba con gracia a todas las niñas que golpeaban al guardaespaldas mientras este las intentaba alejar del coche. 

—¡No me has esperado! —Max me miraba indignada. Ella vivía muy cerca del instituto pero siempre daba una vuelta para venir a recogerme. El año pasado nos íbamos todos los días juntos, ella en su monopatín y yo en mi bicicleta.

—Hoy es el primer día de clase  ¿recuerdas? —Me senté a su lado en las escaleras.

—Ahh, es cierto. Te trae tu madre. —Yo asentí distraído. Estaba viendo como se abría la puerta del coche situado enfrente del instituto. Los gritos de las chicas se hicieron aún más fuertes mientras del coche bajaba... ¿Nancy? Las voces pararon por un momento, ella no era Mike, aunque luego volvieron a aparecer con más fuerza. La otra hermana era demasiado pequeña para el instituto, así que el siguiente en bajar sería el cantante. Todas se llevaron una sorpresa al ver que el guardaespaldas cerraba la puerta y se llevaba el coche de allí. 

—Nancy, ¿dónde está Mike? —preguntó una chica que llevaba una camiseta con las iniciales M.W.

—No creo que venga hoy, es el chico más vago que he conocido nunca.— La mitad del instituto soltó un resoplido de frustración y el grupo de fans se retiró lentamente hacia dentro. Cuando pasaron junto a nosotros, pude escuchar algunos comentarios. No puedo esperar a verlo mañana, le diré que me firme la camiseta, es tan listo que no necesitaría venir al instituto, pobrecillo, se habrá puesto malo o algo. Y más cosas así. Ahora fui yo el que soltó el resoplido.

—¿No saben que Mike no va a fijarse nunca en ellas? —Max soltó una risa ante mi comentario, pero una de las chicas lo escuchó y se giró para averiguar quien lo había dicho. Al verme se acercó furiosa.

—¿Qué pasa chico zombie? ¿Crees que no va a fijarse en ninguna chica? ¿No será porque quieres que se fije en ti, no? Sería increíble, podríamos escribir hasta una historia. Will Byers, el chico zombie que va a drogarse a un laboratorio y que además es gay, seguro que la leería todo el mundo, solo pare reirse de tu mise... —una mano cruzó la cara de la chica. Max se había levantado y mantenía las manos cerradas frente a ella, dispuesta a liarse a puñetazos con quien hiciera falta. Su pelo se movía por un viento que parecía haber venido justo para estar presente en ese instante, se veía muy enfadada, como una diosa de la guerra que podría acabar con todos sus enemigos apenas chasqueando los dedos. La chica retrocedió un par de pasos, ya fuera por la fuerza de la bofetada o por el miedo que pudiera estar infundiendole Maxime Mayfield. Decidí fijarme en la mirada de la pelirroja. Normalmente, esta era de color azul claro, pero en esos momentos el cielo que reflejaban sus ojos se había nublado, como si estuviera a punto de estallar una tormenta muy peligrosa. Me gustaba esa Max, aquella que podía hacerle frente a todo lo que le se viniera encima, aquella que podía hacer temblar el mundo. Había tenido muy pocas ocasiones de verla, solo cuando estaba presente su hermano Billy y cuando se burlaban de mi, claro. Apenas llevamos siendo amigos dos años, pero nos conocimos justo así. Cuando tres chicos me estaban insultando frente a todo el colegio. En esos tiempos, la gente aún se compadecía de mi, pero nadie más se movió cuando estos empezaron a pegarme excepto una persona. Un torbellino pelirrojo apareció entre la multitud y dejó a los tres chicos en el suelo. Max se ocupó de llevarme a la enfermería y de cuidarme, desde entonces somos amigos. Os podríais preguntar, ¿por qué no te enamoraste de ella? ... bla bla bla. Muy sencillo, a mi me va otro rollo. Algo más tipo, Mike Wheeler. Pero, volviendo al presente:

City Boy  // Byler  •EDITANDO•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora