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Unas semanas pasaron, Taeyong era más atento que nunca, siempre me abrazaba, me traía dulces, volvimos a sentarnos juntos, todo era como antes e incluso mejor.

- ¿Qué quiere hacer mi bebé este fin de semana? - dijo haciéndome cariño en el cabello

- Deberíamos ir a comer - lo mire y me pegue a su pecho

- Comeremos lo que tu pidas - dijo y ambos sonreímos

Él siempre trataba de engreírme, hacia de todo para que sonriera y si aveces estaba triste me robaba besos.

La escuela se sentía bastante normal, el que las personas sepan que estábamos juntos no cambiaba nada realmente, Taeyong aceptó que sí sentía miedo pero que ya no le importaba porque me tenía a mí.

Hubieron días en los que Eunha y otras chicas hacían de todo para afectarme, incluso se le insinúaban a Taeyong en frente de mí , a lo que él respondió ignorandolas y venía directo a darme un abrazo, era lo más tierno del mundo.

Me sentía verdaderamente amada, él no se cansaba de acerme cumplidos, de recordarme lo linda que era, cuando aveces me sentía horrible, me recordaba que debía estudiar, que debía comer, se preocupaba mucho por mí.

Y poco a poco ese chico frío y cortante del que juraba nunca me iba a fijar, superó y destruyó los estándares que tenía, los deseche totalmente, ya no me importan, él era todo lo que necesitaba, era perfecto...

𝐀𝐧 𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥 𝐧𝐚𝐦𝐞𝐝 𝐓𝐚𝐞𝐲𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora